LA MUJER Y LA FAMILIA II
Por: Luis H. Arthur S. www.luis.arthur.net www.luisharthur@blogspot.com 8 Julio 2007
Los hombres y las mujeres no somos iguales. Somos complementarios.
La mujer es la que tiene capacidad de trasmitir el milagro de la vida. Ella no sabe como lo hace, pero por 9 meses se construye en su vientre un ser que generalmente es perfecto, aunque ella sea normal, iletrada, loca, con muchas deficiencias y hasta perversa.
Ese ser nace desvalido. Requiere que lo alimenten con la leche de sus pechos, que para eso los tiene, que le hagan todo, hasta que poco a poco, en el curso de muchos años, será otro ser como nosotros somos ahora, que tambien se reproducirá y desaparecerá dejando espacio para nuevas y mejores generaciones.
Creo que ahora muchas mujeres están confundidas y creen que pueden cambiar sus especificaciones, y no pueden y en el ínterin crean y se crean un caos mental, familiar, social.
Su figura adquiere relevancia, sus pechos no cumplen su función, inclusive son de silicona, puros adornos bellos pero infuncionales, su amor a la familia se cambia por competencia en la calle, en el duro trabajo externo. La dificil crianza de los hijos queda en manos menos capaces, con poca o ninguna supervisión y el resultado esta a la vista.
Se creen realizadas, libres y no son más que esclavas que bailan al compás de lo que entienden le gusta a los hombres, pues si se gustaran ellas mismas, la cosa seria grave.
Esto es casi exclusivo de la clase que tiene “su problema resuelto” por su marido o su trabajo, pues en las más pobres, unos pechos grandes, unas caderas voluminosa, y mucha grasa, es lo que le da carta de triunfo.
Se viven comparando con los hombres y su meta es ser como ellos, y creo que están perdiendo mucho, pues en vez de adquirir conciencia propia, quieren imitar al que es muy imperfecto y objeto de sus criticas y quejas.
Si el corazón quisiera ser pies u ojos, y dejara de funcionar por querer imitar algo imposible y estaríamos con los huesos pelados hace tiempo. Por desgracia así está la sociedad, en este ajuste irracional que ha abandonado a la familia, al ser, a un destino aun indeterminado. Muchos papeles deben ajustarse, controlarse, moderarse, limitarse, pero creo que creando un caos sólo se logra otro caos peor. Hoy tenemos un 64% de divorcios. Hay que pensar en los seres que nos sucederán. El figuereo no paga.
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