Sin Temor… Ni
Favor…
Limites
En matemáticas
se estudia la Teoría de los Límites e inclusive se recuerda la antigua paradoja
del filósofo griego Zenón de Elea, sobre la imposibilidad teórica de que el
veloz Aquiles alcanzara a una tortuga que iba a poca distancia frente él, pero
hoy no me voy a referir a esos límites matemáticos donde una función tiene
validez, sino a los que tienen que existir en toda actividad y ser norma de
todo humano, aunque en resumen sea lo mismo.
Si bien lo vemos, el ordenamiento jurídico de cualquier nación no
es más que un conjunto de declaraciones donde la libertad de acción de cada
individuo y del conjunto tiene validez y vigencia entre límites y se establecen
penas y multas para quienes los transgredan.
Quizás su mejor definición sean las palabras del Benemérito de las Américas,
Don Benito Juárez, cuando dijo que “el respeto al derecho ajeno es la paz” Esto es, para vivir en paz duradera, tu
derecho, límites, solo puede llegar hasta donde empieza el mío y el de los
demás.
Por tanto para que podamos vivir en sociedad y en armonía, toda
persona tiene que conocer esos límites y respetarlos. El niño en su crecimiento y desarrollo, a
través de la familia, la escolaridad y el diario vivir, aprende lo suficiente y
necesario para eventualmente convertirse en un buen ciudadano de su país, y ahora,
con esta revolución de las comunicaciones, los límites se homogenizan y aun
salgamos de viaje, sabemos cuáles son los límites entre los que nos es dable
actuar en sociedad ajena, solo con ligeras variantes que con el tiempo, los intercambios
y tratados van desapareciendo.
Se supone que la democracia es el tipo de gobierno de la mayoría,
donde las instituciones creadas por ella se auto limitan para que nadie abuse,
nadie se entronice por encima de los demás, y todos tengamos las mismas
obligaciones y los mismos derechos.
Básicamente son tres las instituciones que ella crea y que nos rigen:
el Poder Ejecutivo, que se ocupa de gobernar para el bien común, cobrando
impuestos, manejando correctamente el erario, haciendo honestamente las inversiones
requeridas, cumpliendo la ley y haciéndola cumplir. El Poder Legislativo, que hace las layes, que
tienen que ser justas y generales, y el Poder Judicial que castiga la transgresión
de las leyes, esto es la violación de los límites.
Cuando estos tres poderes pierden sus límites, la función del Estado
se hace ilegal. La Democracia pierde su
esencia y es reemplazada por la llamada dictadura, donde una sola persona lo maneja
todo y se ríe de todos.
Cuando ciudadanos se asocian por miedo o por corruptos, para
violar los límites, y ponen su ser y todos sus atributos en venta, repartiéndose
y usufructuando del dinero de los impuestos para su enriquecimiento y provecho
personal, se colocan en el campo minado fuera de límites, donde no hay reglas y
en teoría cualquier cosa puede suceder, tanto para el gobierno como para los
gobernados. Para consolidar el poder
absoluto primero se empieza con el robo descarado del erario, las violaciones,
la desvergüenza donde nada importa, donde no hay sanciones.
El desborde actual es innegable. Primero insultos, ofertas, luego
expedientes y plomo.
Quiera Dios que esas truculencias que suelen suceder periódicamente
en esas zonas salvajes, fuera de ley, no estén a punto de volver a suceder. De que el sufrimiento, el retraso y los
mártires no sea nuestro futuro fardo obligado ante este abandono de nuestras
responsabilidades que ha permitido un desborde tan grosero de los que nos
gobiernan, por nuestra elección directa y equivocada.