Sin Temor… Ni
Favor…
Basta ya
Luis H. Arthur S.
Cuando un
policía te picotea, te exige dinero para no multarte, para dejarte ir, darte
privilegios cuando has violado la ley, o te detiene arbitrariamente, te quejas
y también la sociedad se queja lastimosamente de la corrupción policial. No mira la injusticia de que con $6,000. o
$9,000 pesos de sueldo no se puede mantener una familia, ni siquiera una sola
persona. Así, para sobrevivir y cumplir
cuotas de jefes, tiene que corromperse y eso lo sabe el gobierno.
Cuando un fiscal o un juez te pide o acepta soborno para que
salgas bien librado de alguna fechoría, o por miedo, amiguismo o deuda política
o partidista da sentencias como la de la Suprema del descarado Subero que ni
perdón suplica y exhibe cuan poco hombre fué, se muestra la poca seguridad
jurídica y la corrupción del sistema judicial para con sus ciudadanos, más
notoria si son delincuentes encopetados que nunca pisan la cárcel ni llevan
esposas o lo hacen en condiciones de privilegio, similar a hoteles de 5 estrellas. Aun así se les llama equivocadamente
Magistrados, cuando solo enseñan y apañan corrupción.
Si son ingenieros que sobrevaloran las obras, dan a políticos
comisiones por exigencia o mutuo acuerdo por el derecho a trabajar. Si por arreglos unos pocos acaparan las
mejores y más jugosas obras estatales en detrimento de los demás y del
Estado. Si luego resultan obras malas,
peligrosas, llenas de vicios ocultos, sin supervisión, se habla de corrupción
generalizada de esa rama profesional.
Si son abogados, de esos que usan la toga y las leyes retorcidas para
lucrarse, engañar. Que venden sus casos
al contrario, para ganar doblemente, que defienden narcos y mafiosos, no
buscando asepsia social, sino llenar esta de basura que beneficie a pocos malos,
la cosa no amerita meditación.
Si son comerciantes que suben los precios indiscriminadamente,
producen escasez ficticia para beneficiarse, venden productos vencidos y de
mala calidad, estamos viviendo en un medio de sálvese quien pueda en esas casas
del terror.
Si es el gobierno actual, algo mejor que el anterior en algunos
puntos importantes y neurálgicos de relumbrón, pero que en el meollo mantiene
todo el mismo tren de compañeros, compañeritos y nominillas que desangran el
erario pera tener votos, que gobierna con los mismos Ministros de Leonel que
junto a él tienen tanto que explicar por el saqueo, el déficit interno, la deuda
externa y el “regalo” de nuestro patrimonio, ese gobierno que sigue
beneficiando a los Congresistas con barrilitos, dietas, asistencia, comisiones
y todo lo demás, que sigue dándole protección judicial a tantos delincuentes y
ladrones que se nombran políticos en detrimento de la ley, no encontramos mucho
de que alegrarnos. Gente sin pudor ni vergüenza
para la que se nos acabaron hace tiempo los calificativos denigrantes.
Sin embargo, tengo que admitir que todas las lacras anteriores, en
general, juegan con nuestra economía, educación, desarrollo, seguridad y
progreso, que nos mantienen oprimidos y esclavizados pero que en general seguiremos
vivos aunque maltrechos.
Quizás los peores, son los que juegan con la salud y la vida de todas
las personas, Hay excepciones desde luego y muy honrosas, aunque ya no creo sea
mayoritaria como antes, sino cada vez más escasas. Estos profesionales perjudican, roban,
desfalcan, pero la sociedad no tiene alternativa. Me refiero a los médicos. Aquellos que un día hicieron el Juramento
Hipocrático (que le nombran Juramento Hipócrita).
Cuando estos profesionales también se unen a la comparsa y se
confabulan para engañar y dañar, para jugar con la salud, el resultado es terriblemente
malo e incalificable. Hasta hace poco se
les consideraba como seres eminentes, honestos, morales, confiables y
humanos. Que anteponían el sufrimiento ajeno
antes que su persona y su bienestar.
Se les respetaba y se les tenía casi como dioses. En la cúspide de la estima social. Con sus aspecto adusto, batas blancas y la aureola
de la integridad y humanismo que ya solo es máscara.
Mucho se ha escrito sobre el deterioro de estos seres
admirados. Tampoco se entiende su actuar
en protestas, como pobres sindicalistas al que han descendido desde su alto
pedestal, a igualarse a turbas de ignaros protestantes, peleoneros y
destructores. Donde sus blancas batas han
sido rociadas de excremento por personeros del gobierno rompe huelgas. Profesionales que abandonan su labor
olímpicamente, como si las enfermedades se detuvieran, como si los enfermos no
los necesitaran, en acto reprochable e irresponsable, aun cuando se diera el
caso estadístico como en Israel y Francia, que cuando aquellos fueron a huelga
las muertes descendieron.
En este mismo sentido y como quizás un grito de impotencia Acento.com
publica un artículo crudo y desgarrante del Doctor Julio C. Barnett (http://www.acento.com.do/index.php/news/77220/56/Testimonio-de-un-medico-la-medicina-como-estafa-en-la-Republica-Dominicana.html
), un medico eminente, relativamente joven, cirujano cardiovascular en
ejercicio, casado con una de las hijas del también eminente doctor Fernández
Caminero (QEPD) de quien sorbió sabiduría e integridad, quien desde dentro del monstruo
tiene el valor de denunciar la mafia médica imperante, que cada día nos arropa
y nos desangra como sanguijuelas, como vampiros.
Podemos no denunciar la inseguridad que nos afecta, no ir a justicia
a presentar querellas o denuncias, para no ser víctimas de abuso dos veces,
tratar de mantener bajo perfil y rogar el no vernos involucrados con ellos,
pero no podemos dejar de ir al médico, donde los serios y éticos callan, no
protestan, e ir a esos médicos que nos van a asaltar, engañar, mandarnos a hacer
exámenes, análisis, imágenes innecesarios, operaciones no requeridas, recetas
inadecuadas y superabundantes de medicinas que a veces en vez de curarnos nos
matarán, referirnos a quienes le den mejor comisión no a los más capacitados a
nuestros problemas. Estamos obligados a
creer y a seguir las indicaciones de personas que han perdido el rumbo y que apoyados
por su gremio que nada reivindica, que a nadie sanciona, que a nadie somete ni
dsociplina y menos suspende, compiten con tantos sectores por la medalla de oro
de la corrupción. Todo esto sin que el
único que puede protegernos se decida a hacerlo, a moralizar ese sector
prioritario al igual que todos los demás, con leyes, a implantar reglas,
límites y controles efectivos y honestos, a no permitir que ese carisma que
ganaron y ganan aun tantos abnegados médicos se pierda, y que los éticos viven
avergonzados, apabullados, viendo esta apocalipsis en desarrollo de “honorables”
con licencia para matar y que la usan, a que quienes luce que el honor se les
cayó al sanitario hace mucho tiempo.
El Dr. Herbert Stern le comenta al respecto
al Dr. Barnett: “Querido July: He leído tu
escrito de hoy en Acento, y me he sentido apenado y triste por la situación a
la que hemos llevado nuestra profesión, en que efectivamente se mueven muchos
médicos sin ética y muchos comerciantes de la medicina. Pero de inmediato vienen a mi tantos y tantos
médicos honorables y hombres de bien, que se encuentran a todo lo largo y ancho
de nuestro país”.
Tengo muchos amigos médicos honorables, que entiendo que están siendo
desprestigiados, como todos en las demás profesiones, por esa marabunta sin
ética y que solo persiguen el dinero.
Culpa en gran medida de esa cátedra perversa que desde el gobierno nos
han enseñado de palabra y hecho y que está disminuyendo al país sin
consecuencias, en todos sus índices de desarrollo, educación, ética, felicidad y disciplina.
Es necesario que de alguna manera este pueblo se adecente, que
tengamos un mínimo de seguridad nacional, jurídica, médica, educacional,
alimentaria y de tantas cosas más.
Que juzguemos a los traidores que hoy quieren engañar con carita
de inocentes, esos que vendieron este
país, que regalaron su bienes, y que ahora se mueven y pasean por el mundo con
opulencia, con un dinero que creo no podrían justificar, además burlándose, retando
a este pueblo que en su miseria tiene que pagar sus cuentas, sus faltantes y
fortunas, pueblo a quienes ellos han etiquetado con el solo valor de un pica
pollo.
Usemos nuevamente el “BASTA YA”.