Sin Temor… Ni
Favor…
Un desperdicio
Vivir en el
mundo actual es un reto a veces difícil de entender por viejos que fueron
criados con valores, creencias y costumbres diferentes. Hoy algunos dicen que la forma en que percibíamos
la vida era hipócrita, donde tantas realidades se escondían.
La vida ha sido siempre un misterio, fuera de las fábulas
religiosas que solo afectan a los humanos, y para entenderla tendríamos que
recurrir a factores comunes con otras especies del reino animal.
Existen miles de millones de formas distintas de vida. La mayoría de las cuales aún no conocemos,
pero los millones que si han sido descritas son tan extrañas y diversas en su
conformación física y su conducta que solo buscando comportamientos comunes a
todos podríamos tratar de entender nuestra existencia y objetivos en este
mundo. Entre estos factores lucen estar
la necesidad de mantener la vida durante el corto lapso de la existencia, el
buscar alimento a toda costa en una larga cadena alimentaria, el reproducirnos
y perpetuar la especie y lograr cambios genéticos que mejoren estos factores de
éxito, según sean las condiciones ambientales a la que nos enfrentamos y de la
dura competencia con todas las demás, llegando con el tiempo a marcadas
diferenciaciones. Así nosotros, que se
supone somos la parte más alta de la evolución, que no fuimos creados o hechos
como somos ni a imagen de nadie, sino de la misma dinámica energética del
universo, quizás no aceptemos que venimos originalmente de bacterias, y que en
larga cadena evolutiva luego de salir del mar, en tiempos más recientes, de
monos, y que antes de tener esta figura bípeda y sin rabos fuimos peludos como
osos, luego de piel negra, y que evolucionamos según el clima y hoy somos casi
un arcoíris de colores, en una sola raza, la humana, y que aun estamos
evolucionando.
Hay seres del reino animal que tienen solo un sexo. Otros que tienen los dos y se inseminan a sí
mismos, y hasta algunos que lo cambian a conveniencia de las circunstancias. Durante sus vidas simples, sin críticas, solo
buscando reproducirse, comer y preservar sus existencias, les permite hacer
como quieran, según su conformación, originada por alguna circunstancia
necesaria y conveniente de su evolución y su ambiente, pero cada uno tratando
de ser único, no mezclándose, manteniendo sus propias características y
genes. Todas las especies se regulan a
través de estos tres factores, menos la humana que está desbordando el mundo y
sus posibilidades, y luce que vamos hacia el colapso.
Los humanos supuestamente nacemos con un solo sexo bien definido
en su conformación corporal y emocional, y el actuar con el contrario como una
minoría luce una aberración, una equivocación, un error de la naturaleza, una
excepción, entendiendo que ésta se equivocó, pero alguna razón habrá fuera de
nuestra capacidad de comprensión actual para que eso suceda En ese caso esos cambios no permiten
reproducción, con lo que se falla uno de los objetivos principales de la
vida. Lo mismo pasa cuando una mujer es
infértil.
Es un misterio que puede que nunca se aclare, quizás estemos aun
en un periodo de transición mayor evolutivo.
Quizás todos eventualmente seremos bisexuales, pero mientras tanto, en
este periodo en que tenemos tanta ignorancia y hay tantas preguntas sin
respuesta, parece ser un desperdicio esas excepciones del que hacemos
desprecio, burla y escarnio, aun sabiendo que el problema cuando es genético no
es responsabilidad del que lo sufre, aunque la carga pasional entre esos seres
incomprendidos sea mayor.
Monterrey, Méx * luis@arthur.net * www.luis.arthur.net