Sin Temor… Ni
Favor…
Corrigiendo
a la Naturaleza
Muchas veces nos confundimos y creemos
que la tecnología y el progreso vienen a corregir supuestos millones de años de
errores de la naturaleza, Que lo nuevo que
se descubrió que en parte pudo habernos maravillados, viene a sustituir todo lo
anterior que era deficiente y obsoleto.
La
realidad es que poco tardamos o tardaremos en darnos cuenta que hemos pecado
de ilusorios y que primero a la
naturaleza no le importa lo que creamos, y segundo, que muchas de nuestras
acciones lo que están haciendo es
dañando nuestra sitio vital y la única posibilidad que tenemos de tener un
sitio donde vivir.
Quizás
tiene uno que llegar a viejo, y tener mucho tiempo para tratar de entender algo
del mundo en que habitamos y la forma en que tenemos que preservarlo para no
deteriorarlo en demasía y encontrarnos un día sin tener donde habitar, pues no
se ha encontrado hasta la fecha ningún lugar alterno, mejor o peor, al que
podamos ir, y si un día lo encontramos, tendríamos que resolver la velocidad de
traslado, para que el viaje no supere muchas veces nuestra expectativa de vida.
Mi
vida ha estado ligada a la técnica y nunca al campo y su producción que son
nuestras posibilidades de vida, pues tenemos que alimentarnos constantemente,
esto es buscar nuestra propia energía para poder mantenernos vivos. Nunca hasta la semana pasada que lleve
un curso de “Huertos Familiares”, y fui introducido al mundo de los sustratos,
las plantas, las cosechas, las semillas, las plagas, los pesticidas, los
agroquímicos o agrotóxicos como los llamó el maestro. Químicos que están envenenando la tierra de
cultivo, los ríos, las aguas, modificando el mundo vegetal y degradando y
contaminando las cosechas y los productos que luego comemos y comen los animales
que también nos sustentan.
Nos recalcaba
como han ido apareciendo enfermedades en humanos, animales y vegetales casi
como pandemias, y en correlación directa y maligna entre los avances de la
aplicación de estos tóxicos, la contaminación de suelo, y la salud. Cada día las posibilidades medicas se vuelven
más ineficaces y recibimos advertencias que poco caso hacemos o podemos hacer.
Fue momento
propicio para que nos recordara el aforismo de Hipócrates, “que tu alimento sea
tu medicina”, tu mejor y única medicina añado.
La
tierra labrantía se está deteriorando, contaminándose, perdiendo su capacidad y
calidad productiva, junto a aguas, aire y clima. Mucha otra se pierde por deslaves, salinización,
desertificación, ciudades, etc., por lo que ya está latente nuevamente la
amenaza de hambrunas masivas ante una producción en declive y una población en
aumento. Y como para recordarnos que los
problemas no vienen solos, está la nueva
y terrible amenaza de las semillas transgénicas. Ese gran negocio tecnológico que pretende en
pocos años enmendarle la plana a los miles de millones que tiene la naturaleza
creándolas y haciéndolas maravillosas.
Semillas “manipuladas genéticamente” que solo son viables una vez y bajo
un paquete tecnológico como receta de cocina, que amenazan a la propia naturaleza,
donde le han eliminado la capacidad de reproducirse, aclimatarse y auto mutar y
corregirse, que ha sido el gran secreto de nuestra permanencia y desarrollo en el planeta, pues
estas se aferran a esa su capacidad reproductiva y pueden retoñar aun después de
muchos años invernando esperando las condiciones apropiadas. Las manipulan y las dejan como mujeres
estériles, que ya no pueden ser madres, ni traspasar su mitocondria, como seres
capados. Los grandes capitales manipulan
hoy en día tierra, semillas y somos totalmente dependientes del precio que quieran
ponerle. Alimentos que muchos consideran
genéticamente peligrosos a nuestro ser, contaminados. Aun nadie sabe cuáles podrían ser sus
alcances en nuestro ser, integridad y salud.
Ningún
campesino podrá resembrar sus propias semillas, que ya se han adaptado a sus
terrenos, sus climas y microclimas. No
importa si se resistieran pues basta que un vecino lo haga, entonces tiene un
alto porcentaje de ser contaminado por los vientos.
La ventaja que
se nos vende, es que serán de mayor
producción y resistencia a plagas, enfermedades y sequias, serán como animales
capados, pero nadie sabe que sorpresas nos aguardarán en el corto y largo plazo,
al estar trabajando en cosas tan profundas y generales, sin hacer los debidos
ensayos por tiempo suficiente para tener una idea, pues como ya dije la
naturaleza lleva millones de años superándose y creando esta maravilla que nos
ha heredado mientras aquí vivamos, y que estamos dejando que unos por ambición
nos la dañen.
Hay personas
que no quieren consumir productos transgénicos, y países que los han prohibido o
limitado por la misma razón, la de ignorar cuales mutaciones se producirán en
nuestro organismo y salud, ante un hecho de tanta trascendencia al querer
enmendarle la plana a la naturaleza con la excusa de la tecnología, como niño
con juguete nuevo, de creernos medio dioses, siendo en realidad que somos más creídos
que sabios.
El tiempo que
vivimos es de mucha preocupación. Se está
incursionando en un terreno muy peligroso, desconocido, a demasiada velocidad,
donde los resultados pueden ser otra de las grandes y terribles amenazas de catástrofe
que nos acechan, y todo por controlar la producción y los alimentos mundiales y
ganar mucho dinero. Haciendo que los
conocimientos y aprendizajes de siglos pasados luzcan ridículos y se olviden.
El panorama
actual es deprimente. Merma de producción,
terrenos cansados y dañados con agro-tóxicos, muerte de insectos beneficiosos
incluida la abeja de la polinización, decrecimiento de la calidad del producto,
manejo temerario de la genética de las semillas, contaminación de animales,
aguas. aire, clima, por lo que solo nos queda irnos preparando y tener
producción hogareña de productos orgánicos y limpios, con semillas propias, naturales
y aclimatadas, para preservar nuestra salud y la de los nuestros y quizás en no
demasiados años, poder comer y vivir, y algo sumamente interesante que aprendí,
que cada terreno, no importa lo pobre que parezca, tiene todos los insumos que
las plantas adaptadas necesita para producir mucho y de calidad, y que si se presentan
enfermedades o plagas, son como en las personas, por desequilibrios, que se
pueden corregir con pequeñísimas dosis de medicina homeopáticas. Igual que en los humanos, toda enfermedad se cura con lo mismo que la
causó, nada extraño, así se supone trabajan las vacunas.
Monterrey, Méx * luis@arthur.net
* www.luis.arthur.net * www.luisharthur.blogspot.com * 16/II/2014