ESPERANZA INÚTIL
Por: Luis H. Arthur S. www.luis.arthur.net www.luisharthur@yahoo.com 11 Diciembre 2006
El vivir en sociedad implica la autocensura que hemos dado en llamar buenas costumbres, buenas maneras, educación. Todos sabemos que debemos refrenar nuestras reacciones y acciones, a fin de poder vivir armónicamente.
Los que gustan decirle a todos las cosas sin “pelos en la lengua” eventualmente se aíslan y se exponen a problemas y a oír lo que no quieren.
Entre esta forma de actuar a andar simulando, ser hipócrita, hay gran diferencia. Ambas son posiciones extremas y todos los extremos son malos.
Cuando se ejerce una posición de liderazgo o un trabajo de opinión pública, hay que saber encontrar la frontera correcta para cada uno y para la sociedad. Los que vivimos bajo la era de Trujillo, tenemos gran experiencia en la autocensura y la simulación, pues era el ingrediente necesario para seguir vivos y sueltos.
Un periodista que se respete y respete a sus informados, tiene que preguntar, indagar, investigar y tener valor y juicio, de modo de ser lo más verídico y justo posible. No siempre va a lograr la información de la manera simple y sin que los actores se molesten. Lo importante es lograrla de la manera correcta, sin burlas, engaños ni mentiras, sea directa o indirectamente. A la prensa se le ha dado el nombre de quinto poder, porque de su ejercicio responsable salen a la luz acciones punibles y dolosas.
En el caso del periodista cancelado de su trabajo, por una cadena de abusos que empezó con una de las típicas reacciones de nuestro Cardenal, en humildad antitesis de Jesús, quien le da vigencia y a quien nos predica imitar, la de un Secretario de las FF.AA., que revivió la época del añorado perínclito de San Cristóbal que ahora niega y un empresario complaciente y sumiso.
Cuántas veces oímos al Cardenal decir que todo seminarista que “oliera” a homosexual iba para afuera. Ha sido alarmante la cantidad de denuncias de Padres violadores y pederastas. La semana pasada en los EE.UU. la autoridad eclesiástica otorgó US$164 millones para zanjar muchos casos de demanda. Es penoso.
Entonces, ¿Por qué ensañarse contra un periodista que pregunta bien algo sabido?
Hay que felicitar efusivamente al Presidente que habla bonito, por su actitud correcta y responsable al respecto y pedir excusas. Falta el Cardenal.
luisharthur@yahoo.com