Sin Temor… Ni
Favor…
La PilaricaLuis H. Arthur S.
Por similitud, reproduzco de
memoria el cuento o chascarrillo leído en el periódico El Norte, de Monterrey,
México, en la columna de Catón, polifacético escritor y periodista de aquellos
lares.
En un pequeño
pueblo, donde todos se conocían, había una agraciada joven en la flor de su
juventud y lozanía, llamada Pilar a quien todos conocían como La Pilarica,
quien prodigaba sus encantos a manos llenas, sin discriminación ni limitación
alguna. Entre los jóvenes del pueblo era
ampliamente conocida, codiciada y comentada, pues de una manera u otra todos
habían sido sus “novios” y disfrutado de sus favores, que eran secretos a
voces. Aunque apreciaban su gratificante
compañía y la buscaban y agasajaban, ninguno pretendía formalizar relaciones y
mucho menos pensaba en desposarla.
Un día llega a
vivir al pueblo un joven forastero y al ver a La Pilarica, aun bella pero ya
casi perdiendo el último autobús, se prenda de ella, quien lo acoge presurosa
como tabla de salvación y en un dos por tres se hacen novios, se comprometen, y
a poco, ante la risita burlona de los pobladores, sobre todo de los que bien la
conocían, anuncian su boda y se casan.
Esa primera
noche de boda, como la iban a pasar en el hotelucho del pueblo, en la habitación
de “lujo” del segundo piso, los jóvenes sin poder contenerse y buscando la
historia final para poder burlarse a gusto del pobre fuereño, se las arreglan
para que uno de ellos subiera a una escalera que desde la oscura calle lateral
llegaba a la ventana de vidrio de la habitación. Para evitar que tenga que alzar mucho la voz
y los novios se percaten, otro se sube a media escalera para ir repitiendo lo
que el narrador de les va comunicando según vaya aconteciendo.
Al pie de la
escalera se juntaron una gran cantidad de curiosos y gozosos para disfrutar el
evento. Uno decía y el otro como eco repetía:
– Van entrando, él la lleva cargada
en sus brazos.
– La baja. Le quita el velo y se besan apasionadamente…
– Comienza a quitarle el vestido
entre caricias y arrumacos…
– Ya la desnudó…
– La carga y la lleva a la cama… apaga la luz del techo…
-. Se quita la ropa a toda velocidad
y la tira al suelo…
Durante un
instante calla y los de abajo gritan: Sigue…Sigue…
-
Se sube a la cama, se le acerca y le dice: “Ahora te voy a hacer lo que nunca te han
hecho”
Y el repetidor, quien quizás la
conocía igual o más que los demás, grita:¡LA
VA A MATAR...! ¡LA VA A MATAR...!
Cuidémonos que
a nosotros no nos maten, con eso de que nos van a hacer lo que nunca se ha hecho, que es lo único que nos falta por
experimentar en estos azarosos 500 años y estos 11 de Progreso, Liberación y
Desarrollo.
Sto. Domingo, R.D.* luis@arthur.net
* www.luis.arthur.net * www.luisharthur.blogspot.com * 13/IX/2011