Sin Temor… Ni
Favor…
Presidente de hecho…
Hoy estamos a
solo 4 días del nuevo punto de inflexión en la vida republicana de este país. Cuando la ya marchita esperanza quisiera
reverdecer a pesar del aceleramiento alocado que lleva el tifón que sale, pero
que antes de salir acelera su accionar con miras claras de querer regresar. Olvida que los reinados fueron desterrados y
solo quedan rastros retóricos de lo que una vez fueron personajes todopoderosos
representantes de Dios en la tierra, dueños de vidas y haciendas.
Al irse trata de inaugurar toda obra pendiente. Como de costumbre a precios muy alzados, y
solo deja deudas, cuantiosas y multimillonarias, empeñado al país, heredando demasiados
problemas y muchas calamidades al nuevo que llega sin siquiera emitir un solo quejido
ante este actuar desbordado en el tiempo de transición.
Obras maquilladas para que luzcan, para que parezcan, pero hechas
la mayoría sin cuidado, esmero ni ganas de que duren y cumplan su cometido. Son obras politiqueras.
El rey sol se va, lo que falte, lo que falle, será culpa de la
noche que llega. Se va muy seguro que
todo quedó amarrado para un nuevo amanecer, para un retorno triunfal que le de
nuevos y muchos años más de regodeo, y de paso tener a quienes echarles la culpa
de sus viejos desastres y malos gobiernos, no solo a Hipólito.
Irracional forma de actuar, que en su lógica el jura con que
saldrá indemne de sus fechorías. Sin
castigo de los hombres ni de Dios. Cosa de
la que yo no estoy muy seguro. Para eso planificó
y dejó todo amarrado. Para eso compró
una presidencia, y puso todos los hilos de los titiriteros actores del poder en
la cabina de control, desde donde pretenderá ser otro émulo dominicano de
Fouché. Se va pero no se va, habrá que
sacarlo.
¿Aun podrá reverdecer la esperanza? Creo que sí, la esperanza es lo último que
muere, pero el nuevo presidente tendrá que tener mucho coraje, muchos
pantalones y demasiado de lo que estos cubren y aun no ha mostrado tenerlos en
su actuar público, solo sumisión ante tantas afrentas. Quizás en su fuero interno haya acumulado
suficiente presión para mover el tren de la república, imponer buenos y sabios
criterios para bien del pueblo, para que algún día triunfen los mejores
intereses de la nación.
La constitución, mala o buena, admite la auto defensa como un
recurso válido, y ante la violación del estamento básico jurídico nacional, de
su espíritu, de su esencia, de la vulnerada interdependencia de los poderes, es
legal y de hecho, se vale y hasta se impone tomar medidas drásticas para
corregir los males y salvar al país.
Como se salva un avión que va en picada, en barrena y que si el piloto
no hala a tiempo los controles en una acción que acumulará una fuerza inmensa,
ocasionada por las muchas G´s (aceleraciones gravitacionales) que ha ido
acumulando en la caída, y estremece toda la envergadura de la nave, que puede
hasta lucir que se va a despedazar, romperse en mil pedazos, lo cual sucederá inevitablemente
en pocos segundos si nada se hace.
Se sabe desde siempre que un nudo gordiano solo se zafa cortándolo
de cuajo con un cuchillo bien afilado, sin miedo, con decisión y con destreza,
tratar de hacerlo de otro modo es perder miserablemente el tiempo y salir frustrado.
El caso es que se dice que “da lo mismo
cortarlo que desatarlo” (Alejandro Magno)
La esperanza quiere reverdecer. Ojalá que Dios ilumine al nuevo presidente
para que no se convierta en émulo sino en la antítesis del saliente a quien muy
joven él ayudó a subir dos veces para luego
fue ninguneado Su actuar frustró la
esperanza de todos en la nueva sangre en reemplazo de viejos liderazgos ya
agotados, sólo para comprobar que luce que sus genes vienen de los de Atila y
los Hunos, de los de Balaguer, y los de todos aquellos narcisistas que se creen
predestinados e indispensables, sin que hayamos tenido la percepción real de
sentir que en 12 años se avanzó lo suficiente, sobre todo en el capital humano,
que se va por el buen camino, y que en nuestro futuro no habrán nuevos atardeceres
teñidos de rojo.
Danilo será nuestro nuevo Presidente. Ojala lo asuma de hecho y no de derecho.