ENGAÑOS
Por: Luis H. Arthur S. www.luis.arthur.net www.luisharthur.blogspot.com 20 Febrero 2007
El Sábado pasado, en el Colmadón del Filosofo, donde nos reunimos unos cuantos amigos profesionales, se estuvo hablando de las mujeres más influyentes en la historia: Salambó hija de Aníbal, a su vez hijo de Amílcar, y sobre todo de Cleopatra, quien sedujo a Julio Cesar, con quien tuvo un hijo y a Marco Antonio con quien tuvo tres.
Creo que todos tenemos la idea de que esa Reina del Antiguo Egipto era una beldad, como Elizabeth Taylor, la hermosa y bella mujer de los ojos violeta que la representó en la película (1963)
Pues bien, la Universidad de Newcastle, en Inglaterra, ha puesto en exhibición dos monedas que datan de 32 años antes de cristo, una de Cleopatra y otra de Marco Antonio, y trae nuevamente a la palestra la realidad (hay muchas estatuas) que ella sería sensual, de voz seductora, políglota e inteligente, pero como alguien dijo, luce como una mujer que no se ha puesto sus dientes postizos. Marco Antonio era también bien feo. Ver en:
(http://sangha.net/messengers/cleopatra/all.htm
Como se ve, a todos nos llevan a creer cosas falsas que desmienten y distorsionan la realidad, y nunca podemos estar totalmente seguros de nada ni de nadie, pues a fuerza de repetir una mentira, la creemos verdad absoluta.
Es lo que nos pasa en política. Hipólito era el joven maravilla de Don Antonio. Leonel el joven heredero del profesor Bosch.
El primero nos resultó un fraude, y el segundo un seguidor y apologista de Joaquín Balaguer y “olvidó” su origen, y el principio de no reelección.
Ambos nos han ido hundiendo cada día más en el descreimiento hacia los partidos políticos, y hacia la democracia que se ha convertido en una autocracia, donde cada emperador de turno hace y deshace lo que quiere, pues no es nuestro primer mandatario, sino nuestro primer mandante, y se erige por encima de toda ley y juicio. Los ayes y las quejas no llegan a sus oídos sordos o suenan como música celestial, como supongo le sonaban a Johnny Abbes y comparsa la de los torturados y asesinados de este pueblo.
Ahora, que ya estamos sin vacaciones inmersos en nueva campaña electoral, escuchamos bellas palabras y grandes semblanzas de hombres ungidos. ¿Les creemos de nuevo?
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