LA IMPUNIDAD
Por: Luis H. Arthur S. www.luos.arthur.net www.luisharthur.blogspot.com 1 Febrero 2007
Quisiera saber las reales causas, pero sólo veo actuaciones e intuyo posibles soluciones. La realidad es que cada día avanzamos más en el proceso galopante de deshonestidad colectiva, sin que los que deben poner coto a tal conducta hagan lo correcto, sino más bien dan el ejemplo para que los demás lo sigan, y cada quien lo hace con lo que puede y sin darle mucha mente.
La deshonestidad yo la entiendo no sólo como el robo de algo material, sino como el incumplimiento de todo lo debido, promesas, acuerdos, compromisos. Es tan deshonesto quien roba un bien material, como quien engaña a su pareja o a cualquiera. Quien cobra sin trabajar. El proceso mental es el mismo, adueñarse de lo que no es suyo quitándoselo a alguien. Muchos no estarán de acuerdo conmigo, pues cada quien quiere que las cosas se adapten a sus personales criterios y comportamientos, y ya es sabido de muy viejo que la paja sólo se ve en el ojo ajeno.
Creo además que este tipo de deshonestidad que generalmente no esta tipificado en ningún código, es la semilla para la material, aquella visible que nos empobrece económicamente, nos humilla como nación y nos incluye en estadísticas vergonzantes.
El robo de cable eléctrico para vender el cobre, el robo de ataúdes, mortajas y alhajas en los cementerios lo hacen personas humildes. El robo de equipos médicos en los hospitales y clínicas gubernamentales y equipos especializados, es para disfrute de los mismos u otros médicos.
Si no existiera una demanda, alguien que compre sin pudor ni vergüenza, los robos no tendrían razón de ser. Nadie roba piedras. En México se han sustituidos las tapas de alcantarillas de hierro fundido por concreto. Nadie las roba.
¿Cuantas personas y empresas compran cobre y metales usados? ¿Cuántas empresas compran y venden ataúdes o equipos médicos y cuantas de todas ellas estarían interesadas en comprarlos sin facturas, sabiendo o sospechando que es material robado? No creo que sean demasiadas, para que no puedan ser inspeccionadas y auditadas su existencias y ventas por parte de la autoridad, pero luce que esto es como pedirle peras al olmo.
La impunidad es el mejor caldo de cultivo para los ilícitos. Deberíamos entender que el dinero no es todo en la vida.
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