Sin Temor… Ni Favor…
Aprovechando
Luis H. Arthur S.
Ahora que el Presidente anda por Roma en la Reunión de la FAO, nos convendría que se diera un brinquito al Vaticano, tratara de ver al Papa para obtener el perdón de sus pecados, de tantas indelicadezas pasadas y actuales, pues la Cardenalicia de aquí no vale, y arrepentirse de esos hechos, que no podemos deshacerlos, aunque si tratar de olvidarlos, si es que la penitencia es “institucionalizar” este pobre país y una promesa real de nunca más volver a hacer esos ni ningún otro, que vayan contra nuestra humanidad, equidad y bien común.
Antes cuando yo estudiaba con los Jesuitas, la Iglesia mantenía la clara directriz de que quien roba, sea algo material o inmaterial, tiene que devolverlo para que el pecado sea perdonado. También decían que quien recibió más talento tiene más obligaciones
Nuestro Presidente tomo bienes del Estado, obtenidos de impuestos, viviendas entre otros, y en un acto injusto les condonó esas deudas a dos mil quinientos en Santiago. Eso se ha hecho con tantos otros bienes del CEA, del Banco Agrícola, de Bienes Nacionales. Inclusive antes le regaló una casa a su chofer, no con su dinero personal, que $90,000 al mes no alcanzan, sino con nuestro dinero. Todo por votos, comprando su reelección.
Puedo proseguir con una lista interminable de cómo un joven talentoso se cree que el Estado es suyo y como dueño regala, dilapida, malgasta, distrae, esos fondos. Claro, que yo lo diga, no tiene relevancia. Ojala que se lo diga el Papa.
Si él recapacitara con arrepentimiento duradero, podríamos tener esperanzas de progreso, lento pero sostenido, donde este bello paisaje que Dios nos dio, fuese cada día mejor. Donde el ejemplo no permee y te roben un celular, una tapa de alcantarilla, unos cables eléctricos o telefónicos, una verja, una cadena, un vehículo, tu dinero y joyas, te tiran gasoil en los caminos para que te vuelques, hasta los tenis te arrancan, y además te matan.
Un país donde la agraciada hija del Presidente, a pesar de su escolta que rápidamente encontró al ladrón o a un infeliz transeúnte, le roban de su Mercedes un IPhone, cargador y Ipod; mientras la esposa del Primer Ministro de Taiwán anda en jeans, se mueve en guagua y conserva su trabajo en un banco. Son contrastes elocuentes.
Sto. Domingo, R. D. * luis@arthur.net * www.luis.arthur.net * www.luisharthur.blogspot.com * 3\VI\2008