Sin Temor… Ni Favor…
Conocer los Tiempos
Luis H. Arthur S.
Hay vistas que tumban cocos dice el refrán, pero el poder y la capacidad que tiene las misas son incomparables.
Se puede pedir la salvación de un tirano, de un criminal, con caridad se ofrecen por la salud de quien masacra y depreda su pueblo, se hacen para justificar actos injustificables; también para pedir por la salud perdida, para dar gracias, para la salvación de muertos, que según las escrituras ya fueron juzgados y sentenciados, y como Dios es infalible, justo, no va a dar marcha atrás y en realidad nada ayudan, salvo para que nosotros estemos tranquilos y la iglesia viva.
Por los vivos es otra cosa. Nos hace recapacitar, quizás los haga mejores, esto si no creen que una buena misa por un cura importante, un obispo, un cardenal o inclusive el Papa, les va a justificar los bienes mal habidos, y les va a permitir seguir reincidiendo y disfrutando. Si no cree que para eso paga, hasta novenarios completos.
Cuando Trujillo, en la época que muchos viejos nos criamos, no había día que no le dedicaran una caterva de misas, tedeum, bendiciones, sin que fueran suficientes, ni lo mucho que pagó por ellas, evitara el tratamiento de plomo y muriera en el Malecón el 30 de Mayo del 1961 de saturnismo agudo. Él creía más en don dinero que en los curas y misas y para tal fin llevaba siempre un maletín con más de US$25,000 que ahora suena a nada, pero que en la época compraban 7 u 8 carros Chevrolet último modelo o se pagaba un chofer por casi 16 años.
Cuando un a un simple escribiente, testigo de esos pasados juegos entre la religión y la política se le ocurre pedir que se ofrezca una misa de reconciliación, perdón y añade devolución de patrimonios y honras, pueden sucederle tantas cosas. Nadie debe extralimitarse fuera de su capacidad y contexto, y quien lo haga sufre las consecuencias y paga su atrevimiento. Y es que yo no tenía categoría para eso, reservado a algunos curas, obispos y cardenales, que sí tienen vocación, práctica, experiencia. Saben transitar bien por caminos tortuosos, tenebrosos y oscuros, y conocen de los tiempos marcados y los atajos por donde salirse airosos, triunfantes, gananciosos e iluminados, abandonando a quien de repente es ya no es su protegido, retratándolo en todas sus miserias y hasta a destiempo excomulgándolo.
S. Domingo, R. D. * luis@arthur.net * www.luis.arthur.net * www.luisharthur.blogspot.com * 13\VI\2008