A LA DERIVA
Por: Luis H. Arthur S. www.luis.arthur.net www.luisharthur.blogspot.com 26 Noviembre 2006
En tiempos difíciles, en momentos de emergencia, todos olvidamos nuestras diferencias y como una sola persona enfrentamos el problema hasta resolverlo o dejarlo encaminado. Así se actúa cuando se tiene conciencia del deber y un “líder” con capacidad y sensibilidad.
Hojeando los periódicos en estos días, tiene uno que llegar a la conclusión que estamos gobernados por una serie de irresponsables, sin cabal concepto de su deber y de la misión patriótica que en sus hombros descansa, confiada por un pueblo que merece más, respeto del poco que recibe.
Aunque sea cierto aquello que los países tiene los gobiernos que se merecen, me resisto a creer que nosotros merezcamos uno tan desaprensivo.
Estamos en medio de un dilema de presupuesto. El FMI dice que se requiere más recursos para poder pagar la deuda que nos acogota. El gobierno quiere aumentar los ya altos impuestos. Los empresarios y el pueblo se le paran en dos patas y le dicen que ahorre. Que se deje del despilfarro que tiene en gastos inútiles, en publicidad, en empleomanía, en multiplicidades de organismo que hacen lo mismo.
El gobierno se resquebraja con la renuncia(¿?) de dos de su funcionarios. Entran en pánico. Dejan de hacer sus trabajos para ponerse donde el jefe los vea, para plañir sus lealtades, para identificar traidores. Es traidor el que aspira.
El palacio se llena de ellos repartiéndose el país como miembros de la inquisición Fernandista. La Secretaria de Educación, sector tan descuidado, deja su trabajo tan necesitado de ejemplos, apoyos e iniciativas, a falta del dinero que su gobierno no le otorga, para declararse reeleccionista, y afirmar que la mayoría del PLD está con Fernández, un presidente hoy tan disminuido, tan triste y que está mostrando el cobre bajo el bañito de oro.
Vemos asombrados y estupefactos como el PLD está siguiendo las enseñanzas del PRD, y como el país luce a la deriva, sin autoridad ni mando, previendo un par de años pésimos y un desespero nacional que puede abrir pasos a opciones más firmes y menos retóricas. ¡Si el Profesor viera esto!
Unos dicen que tienen la esperanza de que el presidente rectifique. Creo que se le está haciendo tarde, y que su anillo, con su venia o sin ella lo está ahogando. ¡Y ya ni manotea!
Luisharthur@yahoo.com