jueves, julio 03, 2008

OBRAS DEL ESTADO I

Sin Temor… Ni Favor…

Obras del Estado I

Luis H. Arthur S.

Recuerdo que una vez leí y ya escribí sobre eso, que en Suiza, dividida en Cantones, cuando una obra se va a hacer, se convocan reuniones, asambleas, vistas públicas o como quiera llamársele para determinar si esa obra es la requerida, sus alcances y cuando se logra el consenso se buscan los fondos, se apropian y entonces es cuando se empieza.
Aquí el gobierno recibe múltiples solicitudes de obras, de la comunidad interesada, de contratistas, de políticos, del gobernador o de cualquier otro medio, y más que racionalmente, se decide política o politiqueramente empezarla, se licita o se asigna de grado a grado método preferido, y se empieza.
Los gobiernos aquí quieren hacer muchas obras por que ganan crédito ante la comunidad de ser progresista – Gobierno que trabaja, país que progresa – y porque de ahí se derivan grandes comisiones en todo el trayecto tortuoso de la misma.
Los “beneficiados” de estas grandes obras estatales, pasan las de Abel en ese trayecto, pero están atrapados, pues el Estado es el mayor constructor. Este juego del gato y el ratón muchas veces termina muy mal y en contra del ingeniero, quien empieza endeudándose para dar las cuantiosas comisiones, para adquirir los materiales, exprimir y atrasarse con los salarios de los obreros, tener que parar la obra porque las cubicaciones se tardan demasiado o simplemente no salen, pues el Gobierno se comprometió mucho más allá de su capacidad y no tiene el dinero en presupuesto para el flujo normal de tantas obras.
Otras veces tienen obras privilegiadas, como el Metro, que sin estar en el presupuesto, sin saberse su costo, sin estudios, se les mete todo el dinero del mundo, y los demás que aguanten.
No son uno ni dos los ingenieros que desesperados se han tenido destapado la tapa de los sesos, ante estas irracionalidades y abusos como quien empezó la carretera a Samaná por los Haitises, o la Jacobo Majluta, o el Ing. Cabral con los canales de riego. Otros se mueren a consecuencia de las penurias, como quien hace unos días murió en Santiago sin que le pagaran la reciente remodelación de Monumento, o al ingeniero que mataron en el Jaragua hace dos semanas aparentemente por deudas que fueron “vendidas” a la corrupción y que nunca le dieron su 80% pactado.
S. Domingo, R. D. * luis@arthur.net * www.luis.arthur.net * www.luisharthur.blogspot.com * 2\VII\2008