Sin Temor… Ni Favor…
Reminiscencia IV
Luis H. Arthur S.
Donde quiera que fuéramos, en cada nueva etapa, tuvimos nuevos sueños que junto a los primigenios, pero diferenciados, se fueron acumulando.
Los primeros eran tan sanos, tan ausentes de intereses, tan justos, que luego hasta los hemos considerados zonzos e infantiles, y al querer modificarlos y materializarlos se han convertido hasta en pesadillas.
Recordando con mente de niño esos tiempos y visualizándolos con mente de viejo, el mundo que debimos crear los que así soñábamos, está en discordancia total con el desinterés, la sostenibilidad, la hermandad y consideración hacia nuestros semejantes. Cuando de nuestros pequeños y desaparecidos pueblos, surgen monstruos que sólo buscan su bien, pienso que sus sueños quizás no estuvieron bien escondidos y mejor protegidos y fueron en gran cantidad contaminados, como los archivos de un disco duro cuando les cae un virus hecho por envidiosos y personas malas con ansias de dañar, y el resultado es penoso.
He dicho que escribo por ese sentido de culpa que siento, al ver que aquel mundo mágico que recibí y que pude disfrutar, ahora, al tener mis maletas listas para el viaje final, me luce tan decepcionante, que me avergüenzo del resultado final, aunque poco he contribuido a dañarlo, y sólo quiero, sin tiempo para más nada, tratar de que los jóvenes vean y no dejen de soñar…
Algunos quizás lo hagan, pero mayoría está imbuido en sueños de ostentación. De riqueza rápida a cualquier costo, en sueños de alucinógenos que cambian la realidad. De parámetros distintos, de moralidad en decadencia, de lealtades en desuso y si acaso momentáneas mientras el dinero alcance.
Estamos acabando con nuestra sociedad, con nuestro hábitat, con nuestro planeta, y a veces ni siquiera tenemos conciencia de nuestra responsabilidad.
Lástima, porque las leyes de la naturaleza no están escritas, pero se cumplen inexorablemente, sin piedad y sin contemplaciones. Generales e inapelables.
En este loco devenir de los tiempos, donde nadie quiere moderar su frenética carrera al desastre, vienen tiempos muy difíciles, tiempos en que la realidad superará las pesadillas y ya no habrá lugar para rectificar, pedir piedad y perdón.
Por ellos escribo estas líneas locas, de un niño viejo o un viejo niño que aun sueña.S. Domingo, R. D. * luis@arthur.net * www.luis.arthur.net * www.luisharthur.blogspot.com * 17\IX\2008