Sin Temor… Ni Favor…
Reminiscencias VII
Luis H. Arthur S.
La liberación de la mujer llegó. Ya no tenían que estar en la casa haciendo oficios hogareños. Colmaron las universidades hasta ser mayorías y tuvieron las oportunidades deseadas, lo malo fue que desdeñaron su principal y trascendente papel en la vida, donde nadie puede reemplazarlas, el ser madres, y no me refiero a parir hijos y ya, sino aquel que ha hecho de la humanidad seres sociables, tratables, armoniosos, responsables y respetables: Educación hogareña.
La crianza de los hijos ha llegado al punto mínimo. Hoy las madres están muy ocupadas en su trabajo, en el salón, en viajes y otras actividades sociales, para saber con quién se juntan sus hijos, qué piensan sus amiguitos, de quiénes son hijos, cómo viven esos padres, de qué viven y cómo compraron su casa y la villa en Romana, o Jarabacoa. Cómo cuidan a sus hijos, qué les permiten y qué no. Luego, como resultado de esa crianza desorientada, viene la tasa de divorcios arriba del 50%, los embarazos desde los 10 y 11 años, consecuencia también de la ropa que le dejan ponerse y la música que les permiten oír y bailar y la libertad sin control que tienen.
Esa es nuestra sociedad actual, copia de la de EE.UU., donde los hijos y padres cada día se tratan menos, se responsabilizan menos y terminan sus vidas en instituciones de reposo, solos, abandonados, incomprendidos y a veces maltratados.
No sé qué dirán estos padres cuando les toque ese destino, que como ejemplo han dado a sus hijos de no sacrificios, han limitado sus lazos familiares al mínimo y quizás no quieran afrontar las consecuencias que tarde o temprano llegarán.
Algunos les han dado dinero de sobra y ya no les preguntan de dónde viene bienestar que muestran. Conmigo y en mi tiempo fue peor, y a mis hijos cuando le veíamos con algo que no le habíamos dado, tenían que hablar “inglés” para justificarlo, y hablo de cositas pequeñas e insignificantes. Si decían se lo había regalado su tía la llamábamos para comprobarlo.
Los niños, como material amorfo y manipulador, necesitan ser moldeados, y sus padres son sus mejores maestros por ser quienes lo trajeron al mundo y más los quieren. Solos, o amoldados por la sirvienta, el conserje, el chofer, los amigos, pueden convertirse en malos productos, en orfebrería barata.
Eso está sucediendo.
S. Domingo, R. D. * luis@arthur.net * www.luis.arthur.net * www.luisharthur.blogspot.com * 21\IX\2008