Sin Temor… Ni Favor…
Reminiscencias VI
Luis H. Arthur S.
La demagogia nos arropó, y la politiquería nos confundió. Entramos a la competencia del tener y exhibir. Nuestros hijos fueron deformados por nosotros mismos. Ya no teníamos suficiente tiempo para dedicarles y el ser madre criadora de ellos se convirtió en afrenta. Ya el maestro no era un segundo padre, sino un nuevo activista político que perdía el tiempo en politiquería y deformaba más.
Los hijos se criaban sin control, educación hogareña ni disciplina, sin que les dieran lata a sus padres, algunos por sirvientes, otros por su cuenta. No había coordinación entre educadores y padres. No podían castigarlos porque recibían desde una pela de lengua, pérdida del trabajo, hasta una demanda, y las disciplinas de los planteles privados fueron flojas, condescendientes, complacientes, no querían molestar a los que asediaban con constantes pedimentos de dinero, para edificar lo que era de ellos, o para excursiones, kermeses, reinados. No hacían concursos al saber, de aprovechamiento, ni actividades extracurriculares para hacerlos mejores. Muchos hijos de ricos ni tenían que estudiar. La educación se hizo cada vez más floja y a los padres no les importaba, ellos creían “cumplir” con pagar las altas cuotas. La Escuela Hostosiana desapareció. La Pública un monumento al caos nacional.
La droga llegó y junto al sexo, la falta de disciplina y de control, ha sido una mezcla explosiva que degenera la sociedad. Hoy buscamos culpables, para librarnos de las nuestras, pero todos somos culpables. Mis hijos, gracias a Dios, tienen valores y aun sueñan.
Salimos de la dictadura y de un megalómano narcisista y la meta no fue de desarrollo y progreso, de la erradicación de lo malo manteniendo lo bueno, sino de copia y envidia. Perpetuación en el poder de predestinados, como si en 10 millones sólo uno fuera el capaz reencarnado y aun somos Trujillistas.
El Estado y el Gobierno de los tres poderes se ha convertido en una caricatura de democracia en un teatro de titiriteros, donde todos bailan sólo por dinero y poder, en danzas deformante que nos postergan. Nos han enseñado las malas artes de no poder soñar, de no tener seguridad ni en nuestra casa, de vivir con miedo y estresados y no tener hermandad ni aprecio por vecinos y a que sólo nos unan intereses, abulia y egoísmo.
S. Domingo, R. D. * luis@arthur.net * www.luis.arthur.net * www.luisharthur.blogspot.com * 19\IX\2008