Sin Temor… Ni Favor…
Reminiscencias I
Luis H. Arthur S.
Eran tiempos de planicies económicas, donde la orografía apenas mostraba pocas y pequeñas protuberancias.
Todos vivíamos en un transcurrir rígido de orden y disciplina, que lucía darnos seguridad, estabilidad y ninguna inflación.
Nuestra adolescencia no nos permitía ver más que nuestro entorno y diario vivir. Nuestras mayores preocupaciones eran nuestra cotidianidad, la escuela, las tareas, los amigos. El disfrutar o el amargo sufrir de una enamorada, que arrancaba versos melosos de un mundo maravilloso e invivible. De serenatas seguras, cine mexicano lleno de sus costumbres, sus canciones y sus pistolas. De un machismo extravagante que nos marcaba. De películas de vaqueros y series de misterio o de terror. De Superman, Batman y Buck Rogers, volando mágicamente o con tecnologías futuristas. Del disfrute con los amigos de los juegos, las excursiones, el maroteo abundante, aquel diario llover que mantenía verde esmeralda nuestra ciudad y engalanada nuestra Isabel de Torres, y ese mar azul, hermoso, canturreante, con bellas playas para nosotros solos, y que únicamente disfrutábamos los meses sin “r”, mayo, junio, julio y agosto, pues había la creencia que los demás meses producían erupciones.
De creernos aventureros, soñar con tesoros escondidos y piratas tuertos, garfio en su mano izquierda y pata de palo.
Niños en ayunas en desfile silencioso hacia el mar a las cinco de la mañana del 29 de Junio, día de San Pedro y San Pablo, con nuestros deseos pensados que se desvanecerían si hablamos antes de meternos al agua.
El tomar la primera agua lluvia de mayo, para evitar las infecciones intestinales y disentería que la época de copiosos aguaceros traía, y que ahora sabemos que era por el arrastre de pequeños animales muertos y de excrementos, por rebose de letrinas y otros tipos de agentes patógenos hacia los ríos y el acueducto sin tratamiento bacteriológico.
Agua de acueductos precarios que generalmente no se tomaba, pues teníamos aljibes que recogían las aguas de lluvia, herencias de tiempos pasados, y útil cuando los “revolucionarios” en sus incesantes luchas, sitiaban la ciudad, como sucedió por última vez en 1913 con Bordas Valdez, que para lograr la rendición contaminaban las aguas potables y tantos morían infectados.
S. Domingo, R. D. * luis@arthur.net * www.luis.arthur.net * www.luisharthur.blogspot.com * 14\IX\2008