martes, septiembre 23, 2008

REMINISCENCIAS VIII

Sin Temor… Ni Favor…

Reminiscencias VIII


Luis H. Arthur S.

Dicen que siempre los viejos ven en lo nuevo perdición y peligro, y creen que sus tiempos fueron los mejores.
Sin que esto sea mentira necesariamente, siempre habrá críticos ante el comportamiento que no guarde la moralidad y la ética que a uno le inculcaron y que trató o no de inculcar.
Sin ánimo de ser un viejo retrogrado, detenido en su tiempo, sí tengo la percepción que aquellos fueron más sanos, tranquilos, sin vicios, con más anhelos y hasta con más posibilidades.
Ahora hay que ser muy valiente hasta para casarse, pues la formación de un hogar, responsabilidad compartida en partes iguales por ambos cónyuges, hoy no está clara. La gente se une para gozar, para disfrutar, muchos no tiene el concepto de la familia, de la entrega, de la lucha compartida, de los anhelos futuros y de la alegría de cada paso dado, del amor cierto, distinto al deseo, al interés, y el tiempo hace de ese hogar un infierno de seres que se aborrecen, pagando los hijos inocentes que su placer trajo al mundo.
Aun viejo, sueño, recuerdo, cruzo las dimensiones sin estar sujeto a las leyes de la física, quizás como costumbre o como escape a esta realidad social que tantos viven y padecen.
Mis reminiscencias son un testimonio de este soñar, de este recordar mi pueblito, Puerto Plata, similar a los pueblos de tantos otros en cualquier parte, pero ese es el mío, que se quedó dormido allá en el 1953 cuando salí para cada vez volver menos, pero que pervive y despierta en mis recuerdos, vibrante y real, donde la felicidad era plena, ajena a las necesidades materiales que fueron muchas, aunque entonces creíamos lo contrario.
Los seres sencillos sentimos siempre una atracción, un amor y un calor hacia el sitio en que nacimos y nos criamos. Hacia las costumbres que recibimos, las personas con quien compartimos, de quien aprendimos y que nos han hecho ser mejores.
Las he compartido con todos Uds., cargadas se emociones y sentimientos, pues son parte de mis ser, tal vez para hacerles recordar a tantos que ellos también dejaron su tesoro enterrado en alguna parte y que al revisar su contenido, quizás esbocen una sonrisa y tengan momentos de alegría y felicidad y se acerquen a su yo de antaño esperando que no haya una dicotomía entre lo anhelado, lo soñado y lo vivido.
¡Y la vida continúa…!
S. Domingo, R. D. * luis@arthur.net * www.luis.arthur.net * www.luisharthur.blogspot.com * 22\IX\2008