Sin Temor… Ni Favor…
Soberanía
Luis H. Arthur S.
Hay personas, quizás demasiadas, que se sienten felices con adoptar las ideas de otros, abandonando las suyas. Quizás porque no se creen con la capacidad, información suficiente o fuerzas para oponerse y sustentar y defender las suyas.
Con las naciones sucede lo mismo. Generalmente las grandes y ricas apabullan a las pobres y pequeñas, que se doblegan temerosas ante la presión y hasta a las amenazas ajenas.
Nuestro país, cada vez más maleado en todas sus esferas, siempre cede ante las presiones que le hace EE.UU. hasta en sus asuntos soberanos.
Aquí se ha estado discutiendo una ley para tratar de controlar las fronteras de nuestro país, y evitar que la droga, con tanta colusión, nos siga arropando y además causando problemas con ellos mismos, que siendo los mayores consumidores y el mercado más apetecido, se dan el lujo de juzgar y calificar a los demás, olvidándose que la demanda crea oferta y suministro.
Los EE.UU. fueron víctima de una gran conspiración que tumbó los dos edificios más emblemáticos de New York. Inmediatamente surgieron nuevas agencias de seguridad, se dictaron leyes, reglamentos y disposiciones, que tratan de hacer su país más seguro, controlar mejor sus fronteras y ello ha dificultado y molestado al turismo que tiene que someterse a revisiones que muchas veces lindan en vejaciones.
Ellos dispusieron que los alrededores de la Casa Blanca, el Congreso y el Pentágono sea área restringida a todo vuelo, y quien se arriesgue a entrar en ese espacio aéreo, será tumbado irremisiblemente. Ya hubo un caso de un señor que se distrajo en una avioneta y aquello fue una locura colectiva.
Lo que para ellos es permitido, aquí nos lo prohíben y nos amenazan. Debe de entenderse que somos incapaces funcionales y vamos primero a apretar el gatillo y luego averiguar que eran inocentes, similar a los que ellos hacen a diario en Irak y Afganistán con miles de civiles que “por error” bombardean.
Cierto que debemos tener cuidado, pero todo país tiene la potestad de proteger su soberanía de delincuentes de cualquier orden, con ley o sin ley, pues es materia Constitucional, y mal vienen a decirnos que no hagamos lo que ellos hacen. Así es la moral del más fuerte.
S. Domingo, R. D. * luis@arthur.net * www.luis.arthur.net * www.luisharthur.blogspot.com *5\XII\2008