Sin Temor… Ni Favor…
Libertad III
Luis H. Arthur S.
Razón tienen quienes dicen que no deberíamos añorar un nuevo Trujillo, con cosas buenas, pero en su mayoría cosas malas.
Bastante tenemos con los gobiernos que nos hemos dado. Son dictadores pues no escuchan, disponen del erario, y no es sólo uno o pocos cercanos, no, ahora son casi todos.
No ofrecen educación buena, sino que se placen en preparar nuevas generaciones de analfabetos funcionales, para que sigan teniendo la cuestionable libertad de formar parte de los barrios marginados, de la delincuencia y el narcotráfico, de la pobreza que denigra, donde la libertad se entiende de una manera tan distinta. Libertad primaria de violar leyes y normas y hacer lo que les de la gana pues son “padres de familia”, de ensuciar y mantener sus barrios arrabalizados y querer extenderlo a todo; libertad para envidiar lo que no tienen, y sobre todo, libertad para adular a los gobernantes de turno y vender su voto. Por eso no se nota gran diferencia entre los que rodeaban a Trujillo, a Balaguer, a Hipólito y ahora a Leonel, en busca de recibir alguna migaja del banquete del poder. Quieren mantenerlos pobres, sumisos, con tantas necesidades que todo lo sacrifiquen por un bien momentáneo.
Quizás alguien pueda decirme cual es la diferencia entre estos comportamientos. ¿No se parecieron los entierros del Tirano, el de Peña Gómez o el de Balaguer? Hordas de fanáticos que entregan su libertad en busca de bienestar económico, para en competencia de lambisconería trepar en la escala social y económica.
Su capacidad no va más allá de entender que tienen que ser prácticos y buscarse alguien en el poder que les ofrezca algo, que les salpique centavos, y para ello sacrifican su dignidad y su honor, conceptos que no entienden y por tanto no valoran.
Veamos los casos del Congreso y los Ediles Municipales, donde la ortiga trepó y degradó. Ahora a la adulación le llaman disciplina partidista, y entregan su dignidad y libertad, para en una acción degradante, volver a la República una caricatura de sí misma, donde lo que se llama democracia, puede muy fácil confundirse con dictadura.
Algunos pocos aun mantenemos libertades plenas, pero las mayorías en los barrios están muy limitadas y con mucho miedo de que les quiten la tarjeta solidaridad o la de bonogas.
S. Domingo, R. D. * luis@arthur.net * www.luis.arthur.net * www.luisharthur.blogspot.com * 16\IV\2009