lunes, abril 27, 2009

MATAR II

Sin Temor… Ni Favor…

Matar II


Luis H. Arthur S.

Como vemos, en la cotidianidad es generalmente necesario sacrificar a malos y buenos para garantizar la salud colectiva de millones.
Como miembros del reino animal y cabeza de éste, subsistimos gracias a los millones que sacrificamos sin pena ni gloria.
Si todos hemos sido creados por Dios quien estableció éstas reglas, ¿a quién hay que culpar por esos millones de muertes en la diaria batalla de la vida?
En el aspecto humano, aun hoy en día se suscitan demasiadas guerras en que unos matan y otros mueren con plena impunidad y sin cargos de conciencia. La historia nos trae la remembranza de tantas, de pueblos contra pueblos, generalmente por poder, territorio, religión u oro. Entre ellas las crueles Cruzadas increíbles, en que se mataba a los infieles, que eran los que no creían en la religión del pacífico Jesus, que sin meterse en política ni con los invasores de su pueblo, se dejó matar sin pelear, convenciendo con la humildad, pero sus pregoneros, con versión cambiante, eran y son otra cosa. Es más, los países que tanto abogan por los derechos humanos, de los cuales el primero es la vida, entrenan a su ejército para matar humanos y no sólo les dan armas desde corrientes hasta sofisticadas, sino bombas y misiles inteligentes, para acabar masivamente con poblaciones enteras.
La mala distribución de la riqueza entre personas y naciones, someten en su injusticia a tantos millones a pasar penurias que les van acercando la muerte “natural”, por enfermedad, por hambre o por comer desperdicios y en su desesperación ingieren hasta galletas de tierra como pasa en África, Haití, y quizás aquí.
Ninguna muerte de las que he hablado cuenta, a nadie les molestan. Tampoco los que la policía mata en intercambios de disparos, ni los viejos, jóvenes y niños que mueren por mala práctica médica, falta de servicio, de medicinas o por medicamentos falsos. Ni por la delincuencia. Esos muertos no cuentan. Tampoco las de las madres embarazadas o del feto, promesa aun no viable, que se mueren por falta de atención, alimentación o medicinas.
Mientras más nos alejamos de las leyes naturales, de las universales, de las verdaderas de Dios, seguiremos siendo hipócritas, y en muchos casos siendo demasiados irresponsables.
S. Domingo, R. D. * luis@arthur.net * www.luis.arthur.net * www.luisharthur.blogspot.com * 26\IV\2009