Sin Temor… Ni Favor…
Meditación II
Luis H. Arthur S.
Los Puertoplateños no supieron bien mantener el progreso que llegó. No estudiaron ni se capacitaron para mantener aquel filón que se abría lleno de oportunidades. Los pocos que incursionaron en grandes proyectos lo han ido cediendo a extranjeros más capaces pero sin amor al terruño, sino a sus negocios, que para hacerlos rentables y repatriar su inversión no dudan en sacrificar a los inversionistas locales, no pagándoles la mensualidad de sus habitaciones en condominio. Los que allí invertimos, hemos visto desmeritarse nuestra inversión y con suerte obtener un 25% o 30% del valor original. No hay política Municipal de buen manejo.
Ahora quieren abrir nuevos desarrollos, como si fuésemos cosecheros de terrenos montañosos, de desmonte, quema y abandono, propicio al deslave y a la desertificación.
Quien visita a Europa ve ciudades de los tiempos feudales, que se mantienen con el aspecto de aquellos tiempos a pesar de tantas guerras y son rentables como atractivo turístico.
Nos olvidamos que los turistas que vienen principalmente de países avanzados a estos “paraísos tropicales”, buscan bellezas naturales, paisajes hermosos, vírgenes, foresta exuberante. Comodidad, tranquilidad, seguridad y trato amable. Algo diferente a su diario vivir que les traiga descanso al alma.
Aquellos que abogan por más infraestructura y que necesariamente se enojarán con mis artículos, quizás deberían emplear tanta creatividad y esfuerzo en organizar patronatos, organizaciones y empresas para que ese desarrollo que languidece y cada día se va postrando más, resurja, reverdezca, vuelva a traer riquezas y empleo para tantos. Quizás en hacer peatonal parte de la zona histórica. Reglamentar motores y vehículos. Evitar que Síndicos incapaces, puertoplateños o venidos de otros lares, pero insensibles, sigan haciendo de las suyas, destruyendo los puntos históricos, como el Cementerio Histórico, la casa de Don Bubul, pelando parques. Que personas quemen sus casas, joyas de madera, como se hace también en Santiago y Montecristi, porque el terreno ahora vale mucho, para levantar adefesios de varillas y cemento, que hacen que el aspecto de una vieja ciudad se convierta en un conjunto arquitectónico de mal gusto, sin vocación turística ni de alegrar el espíritu de nadie.
S. Domingo, R. D. * luis@arthur.net * www.luis.arthur.net * www.luisharthur.blogspot.com *2\III\2009