domingo, diciembre 25, 2011

PUERTO PLATA DECADENTE


Sin Temor…   Ni Favor…

Puerto Plata decadente

 Luis H. Arthur S.

 Mi pueblo, ese que en mi niñez se decía “bajiado” por Trujillo, que fuera la llamada “Tacita de Plata”, hace tiempo entró en decadencia, como escribe José Heriberto Almonte en 7 dias.com.do.  El turismo, ese turismo que trae dinero, trae también buenas y malas personas y muchos vividores, saltipanquis y droga, le dio un respiro caro.  Un respiro  en lo económico, pero le destruyó la paz, la tranquilidad, la calidad de vida y el sentido de lar patrio.  Se comprueba una vez más que es cierto que la moneda tiene dos caras.

Fuimos asaltados por lo que se dio en llamar progreso, desarrollo, despegue, y llegó la invasión de marabuntas y el que no se marchó, se encuevó a quejarse luego de una sonrisa frustrada.  Muchos se casaron con extranjeros y desplegaron sus alas.

Aquel Ayuntamiento, ejemplo de vida ciudadana y acción efectiva;  de hombres probos que participaban honoríficamente, y prestigiaban y se prestigiaban al sentirse participes del latir de una pequeña comunidad con historia y orgullo, cayó en manos de viles políticos sin visión y sin cultura, y todo se convirtió en el caos que hoy conocemos. Políticos con el cerebro depredado de Carolinas como el parque central, un caos  habitacional, una seguridad precaria, un descontrol al trato a turistas y tantas cosas más.

Hombres de otros lares, sin raíces profundas en el suelo fértil, arrasaron con el Cementerio Municipal, historia plasmada del pasado que se proyecta al futuro.  Lo convirtieron en ruinas, en un arrabal.  Las tumbas viejas desaparecen igual que todos los sitios históricos y señeros.  Tantos Héroes de la Restauración y personas de la historia del pueblo, que sus restos no merecen ni respeto ni devoción.  Hace un mes estuve allí, sitio obligado en cada viaje.  Encontré que había desaparecido el Monumento de los Scherfemberg-Arzeno, como han desparecido los de los Pappaterra, Del Valle, Kennedy, Imbert, Bentz, Mella, Tesón, Hatchmann, Heroux, por solo mencionar algunos.  Tumbas de dos siglos son destruidas para vender el terreno, sin que exista en el municipio capacidad histórica ni de respeto.

Municipio que se quedó sin sus actas históricas, sin libros, sin documentos.  Las últimas las encontré hace como 5 años apiladas en el patiecillo que existía detrás de la Fe en el Porvenir, sacadas por un síndico mocano sin criterio, apiladas como basura y que la lluvia había hecho inservibles y solo esperaban el camión de la basura, cuál fue su destino final.

Todo pasa ante la vista de todos.  Nadie protesta más que quizás por lo bajo, en el seno familiar o de amistades y solo lo hacen los que tienen criterio, una pequeñita minoría.  Los compueblanos nos hemos convertidos en algo similar a los bueyes que desaparecieron de los ingenios y de los campos abandonados que son historia, bueyes que solo servimos para que nos arreen, como el merengue de Rafael Solano, aquellos a quienes hemos entregado lo que decíamos ser nuestro y tener con orgullo.

Siempre encontramos y encontraremos a quien o quienes echarle la culpa de nuestros males, pero la verdad es que nos hemos dejado suplantar por extranjeros, que en muchos sectores son los que mandan, y de quienes dependemos, por no haber sido capaces de siquiera mantener comunitariamente lo nuestro con capacidad, voluntad y eficiencia.  Extranjeros que en muchos casos son aves de paso en busca de comida abundante, no como los que nos ayudaron a forjarnos en el pasado.

Luce que al borrar del recuerdo todo aquel que nos dio gloria y razón para sentirnos orgullosos de ser puertoplateños, hemos caído en ese estado que en que solo las lamentaciones son el eco posible de nuestras frustraciones.

Una vez escribí, el 13 Abril 2007, tras una visita a Montecristi, luego de 40 años de ausencia, sabiendo que ellos se quejaban de falta de progreso y desarrollo, y pedían turismo, les aconsejé que se miraran en Puerto Plata y que vieran la bendición de que aun eran objeto.

Puerto Plata no ha muerto, pero tendremos que volver a trabajar ardua e inteligentemente para forjar una ciudad vivible, orgullosa como antes, y para ello solo los nativos pueden lograrlo y son los llamados.  Hace 59 años salí de mi pueblo.  Aun vive en mí la Puerto Plata de entonces, aquella a la que tantos bardos y poetas cantaron.  La actual, solo es el recuerdo triste de la que ya se fue.  Hasta parte de Isabel de Torres también quiso irse.  Quizás con mas hoteles y edificios, pero sin la magia y el orgullo que era blasón, fortuna y ancla de todo Puertoplateño.  Es mi deseo en esta Navidad que así sea.