domingo, octubre 27, 2013

PATOGENOS VIRULENTOS

Sin Temor…   Ni Favor…

Patógenos virulentos
 Luis H. Arthur S.
En mi nueva onda de salud a través de Pares Biomagnéticos, estoy teniendo que aprender mucho sobre patógenos.  Así se les llama a los microbios malignos que nos producen enfermedades o patologías, por si solos o en asociación de grupos.
Se tiene estudiado en la ciencia médica que estos patógenos pertenecen desde siempre a 4 familias: bacterias, virus, hongos y parásitos, o como tantas veces digo para hacerme entender: a políticos, militares, delincuentes y traficantes.
Resulta que estos patógenos, la generalidad de las veces, tienen similares con el mismo nombre, que no se han maleado y que son mayoría, y que contribuyen y viabilizan que  nuestro cuerpo pueda vivir y prosperar.  A veces llega a ser tan incomprensible que unos se maleen y solo sirvan para causar daños y patologías, mientras otros son la base de nuestro bienestar, salud y vida. 
A esto el Doctor Hamer, alemán exiliado en Noruega, dice que los patógenos malos lo son porque el cerebro, que gobierna a todos y cada uno de los miles de millones que cada ser tiene, como también de células, cuando necesita de trabajadores para hacer una labor de limpieza o sanación, les ordena y activa y luego desactiva como destructores para que de esta manera el cuerpo se mantenga bien, superando en lo posible a través de sus programas insertos en el cerebro paleolítico o antiguo (Bulbo Raquídeo y Cerebelo) cualquier amenaza, que antes era casi toda física, de persecución y muerte, como aun lo es en los animales salvajes, mientras que ahora, con la evolución de nuestro cerebro con la capa blanca y corteza cerebral, la vemos e interpretamos en formas más sofisticadas, mientras el cerebro las sigue agrupando en los mismos capítulos anteriores, sobre todo cuando surgen rápida e intempestivamente.  Durante miles de millones de años hemos ido acumulando programas de respuestas instantáneas unas y de mayor duración que otras, los que nos han permitido llegar hasta aquí, sin sistema de salud organizado que cada día luce ir dirigido a otros fines que no son la salud integral del individuo.
Dice el Dr. Hamer, con su “Nueva Medicina Germánica” que la ciencia médica no ha logrado aun entender y comprender las leyes biológicas de la naturaleza y sus seres, que él ha formulado en 5 postulados.  En el curso que recién llevé de Introducción a estos nuevos postulados, muy profundos para un simple ingeniero, uno de ellos dice que no se deben matar patógenos, pues con ellos estamos a la larga dañando la salud del individuo, que queda sin obreros para defenderse y recuperar su salud, siendo que en otro dice que toda enfermedad tiene origen psicosomático, esto es de la mente.
Tratando de encontrar similitud de estos postulados con la salud social, quizás podamos pensar que si existen delincuentes es porque nos amenaza la falta de justicia social, y unos tienen mucho mientras otros tienen poco.  Que si hay traficantes, militares y políticos  delincuentes, es por la misma razón y por el hecho de que la mayoría no tiene conocimientos suficientes y no ha logrado aprender a pensar ordenada y lógicamente, y que nuestro cerebro social no ha evolucionado lo suficiente para controlar a cada ser y estar alerta con un sistema inmunológico eficaz, que además evite la abulia depresiva.
Luce que nuestro cerebro social, que gobierna a todos, se empeña en actuar contra nuestro cuerpo social en casi todos los órdenes, y entre otras muchas patologías que de ahí surge, viene aquella incomprensible de que patógenos bien malignos y virulentos, quieran acabar con la parte buena, y con sentencias, desfalcos, robos, tiendan a que lo poco que nos queda del sistema inmunológico, muy debilitado ya, pero tratando de mantener cierta mínima y precaria salud social, no pueda oponerse a la amenaza de muerte económica de articulistas y periodistas, como está pasando, donde el dinero intocable e inexplicable, del que todos tiene una clara explicación menos la justicia y el gobierno cómplice, siga comprando todo y enfermándonos de muerte, sin que tengamos como comprarnos un periódico para que no nos cierren espacios...


domingo, octubre 13, 2013

A PUROS TROPEZONES

Sin Temor…   Ni Favor…

A puros tropezones
 Luis H. Arthur S.
Hace unos 3 días veía un programa en la TV sobre una pareja de novios que se fueron de vacaciones creo que a Sudamérica, y el joven posterior a una incursión por sitios cenagosos comenzó a sufrir una alteración en la piel empezando en la cara, con enrojecimiento y picazón.  Como era una molestia soportable prefirió esperar a regresar en unos días a los EE.UU. para ir al médico, pues para los turistas los locales no gozaban a su buen criterio de capacidad.  Así lo hizo unos pocos días después, cuando ya tenía una gran mancha roja supurante en la mejilla derecha y alguna fiebre.  Su padecer se prolongó por meses, en un periplo de médicos, hospitales, internamientos y medicamentos, y solo conseguía que la mancha de la mejilla supurara cada vez más, se agrandara destruyendo tejidos, doliera y amenazara con dejar una cicatriz de por vida en su joven rostro.  Era como vulgarmente aquí llamamos un ráspano infectado.  Aquello siguió avanzando y comenzó a afectarle todo el cuerpo con puntos rojos y el médico le diagnosticó rotura de vasos capilares por uno de los medicamentos...  Luego eran bolitas como barritos.  Su salud se deterioraba, no podía trabajar  y le salían esas manchas y pelotas ahora por todo el cuerpo, sin poder tener ni un diagnóstico ni una cura.  Demás está decir como estaba el ánimo del joven y de su novia, cuando ya él pensaba que iba a morir.   Al fin fue turnado a una doctora quien le hizo un interrogatorio más cabal y se le prendió un LED en el cerebro, le mandó a  hacer nuevos análisis, que como todos solo buscan lo que el médico pide y nada más, esta vez sospechando de que podía ser Leishmanía, un parásito trasmitido por la picadura de una mosca que habita sitios insalubres, (“El agente se transmite al humano y a otros animales a través de la picadura de hembras de los flebotomos, un grupo de insectos chupadores de sangre pertenecientes a los géneros Phlebotomus del Viejo Mundo, (Europa, África y Asia) y LutzomyianAmérica, de la familia Psychodidae.1 En Colombia, en ciertas regiones, este tipo de insectos es más conocido como palomilla. En las zonas tropicales de Ecuador se lo conoce como "arenillas"  (tomado de Wikipedia), y semana y pico después, cuando estuvo listo el cultivo pedido, se pudo al fin confirmar un diagnóstico y la presencia de tal parásito.  Fue internado en el hospital, se le hizo una punción en el corazón a ver si el parasito ya lo había invadido y alterado sus válvulas, lo que le causaría la muerte, por suerte no, y tratado con el medicamente correcto y también por sonda directamente al corazón, al fin puedo recobrar su salud, aunque nunca su tez tersa.
He visto varios condensados televisivos, de personas que en viajes por África, Lago Victoria, por Asia, y demás se contagian de parásitos extraños y pasan un trabajo inmenso para ser bien diagnosticados y no morir, suerte que otros no tienen, amén de un gasto excesivo. 
Me pregunto, como es posible que a esta altura de la medicina, en el país más rico del mundo, no haya forma de diagnóstico rápido, efectivo y sistemático.  Contando con tantos equipos caros y sofisticados aun no pueden ser usados para no tener que seguir adivinando y diagnosticando a puros tropezones.
Que aquí en este paisaje nos muramos de dengue, de malaria y de cualquier cosa, no es nada raro, pues cuando los médicos además de las mismas limitaciones no están de huelgas, están en su estado normal en hospitales públicos de brazos caídos.  Unas veces los laboratorios tienen reactivos, otras ni eso, ni dinero, y los enfermos se manejan como lote que si el médico privado que todos tenemos dentro no los salva, nos muriéramos de todas maneras.  Este médico nuestro que surgió como resultado necesario de la evolución humana que unos dicen es de 3,000 millones de años desde que fuimos unas poquitas bacterias luchando contra el medio.  Y lo peor es que nos hemos acostumbrado a ello.  Cuando enfermamos y tenemos dinero, el dicho popular es tomate una aspirina y vete fuera, agarra un avión y vete a donde cobran mucho, pero que tampoco tienen mecanismos y métodos efectivos de diagnóstico que no sea la simple adivinación.  Claro, te hacen una batería cara de todos los estudios habidos y por haber, quizás esperando tocar la flauta por casualidad, pero nada distinto al enfrentamiento con médicos nuestros de hace 75 años en sitios rurales, hasta recién graduados, solos y con poca experiencia, tenían que enfrentarse tratando de adivinar qué tenía un enfermo, con lo que pasaba el tiempo suficiente para que muchas enfermedades se curaran solas.
Pienso como sería la técnica del los Pares Magnéticos en manos de buenos médicos, como armamento efectivo y preciso para en minutos hacer diagnósticos y curas increíbles, que parecen milagrosas con simplemente dos imanes baratos.

Esta técnica acaba de cumplir el 10 de Octubre sus primeros 25 años y ya se abre paso decidido hacia la salud integral, y algunas pocas universidades de segundo y tercer nivel tímidamente le van abriendo camino a lo que necesariamente será la Medicina del Futuro, ante la evidencia de que diagnostica en minutos, certeramente, sin tener que adivinar, que es preventiva, pues detecta también mata los patógenos que aun no nos hacen daño, y su gran pecado ha sido que cura sin medicamentos, no es invasiva y no tiene efectos secundarios, esto es, si no hace bien, no hace ningún mal, además también para problemas de la mente y en el nivel bioenergético novedoso, terapeutas avanzados la trabajan para curas a distancia, por eso se le ha querido cerrar el paso, pero como he dicho antes y muchos otros antes, a la ciencia no se le puede detener perennemente, ni retrasarla por intereses económicos y criterios cerrados, y 25 años precisamente es el tiempo estadístico que tarda un descubrimiento en llegar al público.

domingo, octubre 06, 2013

GENIO Y FIGURA HASTA LA SEPULTURA

Sin Temor…   Ni Favor…

Genio y figura hasta la sepultura
 Luis H. Arthur S.
Los dominicanos después del Trujillo físico, hemos descubierto que el mundo es más grande, mucho más que estas tres cuartas partes de isla que nos tocó, y nos hemos expandido por el mundo a borbotones.
  Unos legalmente, siguiendo las normas internacionales y respetando las leyes de otros países, otros, posiblemente la mayoría, violentándolas.
 Nos vamos con la excusa, que de que aquí la “cosa” está muy mala, y buscamos hasta de donde no hay para juntar una buena cantidad de dinero, con el que se podría hacer un buen negocito con  el trabajo asiduo, innovador y constante de un banilejo, y hasta poder prosperar, pero no, escogemos en nuestra libertad irnos a prosperar en tierra ajena.   No vemos el panorama completo y cuando allí estamos la cosa no es tan fácil como la pintaban, y es que una persona, quienquiera que sea, mal preparado, está en desventaja en cualquier parte, y comenzamos a formar cinturones de pobreza, costumbres disimiles a las del país que llegamos, generalmente menos sofisticadas y respetuosas, más desfachatadas, y entonces entendemos que el trabajo es duro, que el cuento quedó atrás, que no hay con quien quejarse, ni quién lo va a mantener más que quizás algún familiar unos pocos días.
La mayoría se adapta, trabaja, ahorra, aprende, y algunos de los que no lo hacen, están disponibles en el mercado de la delincuencia, eventualmente van a prisión y luego son deportados.
Es difícil irse de su tierra tras un sueño de hadas (unas habladas de éxito, de mucho dinero fácil y rápido, para regresar ricos y poderosos) y encontrarse con caminos arduas, cerrados, y quizás tener que volver con las manos vacías, avergonzados y con las esperanzas mustias, y tener que darle la cara a tantos a quien le aguajeo.  Al escoger el mal camino de la delincuencia, no solo dan mala fama a sus connacionales, a su país, sino que trillan el camino para volver esposados y con un baldón imborrable que le limitará en lo legal y lo empujará a lo delictuoso, al dinero fácil.  Tendrá que ser muy capaz y estar muy arrepentido para no volver a caer, cuando todos, empezando por las autoridades, lo señalan y le cierran caminos.
Sin embargo todos los días se marcha gente de aquí despotricando contra este paisaje en vez de contribuir a arreglarlo, muchas veces violando sus leyes para dejarlo peor, y volviendo más malo que lo que se fueron, y mientras por el este del país se marchan en tropel, por el oeste sus lugares son ocupados por trullas mayores de haitianos, que vienen con los mismos sueños y mayores necesidades que los que se van. 
Los dominicanos al irse en yola tienen que pagar peajes a políticos y militares, a capitanes y una red a la que luego protegen.  El viajecito no solo es muy peligroso, sino también caro.
Los haitianos, que desde la matanza de 1937 tenían terror hasta de acercarse a la frontera, fueron traídos en un negocio bien organizado y mejor desarrollado que empezó haciéndolo el propio Estado, con políticos, militares y empresarios.  Hoy solo el gobierno está fuera o esconde su participación, pero tolera abiertamente tal negocio, donde éstos también tienen que pagar altos peajes, ser traídos como ganado y empezar viviendo como animales en gettos citadinos o en algunas miserables colonias cañeras. 
Hay una diferencia, el haitianos tienen más necesidad, vienen de un país muy difícil y depredado, con otro idioma, y por tanto son más trabajadores, allí tienen que buscársela hasta comiendo tierra, ante una élite cuasi criminal y abusiva, y con tan inmensas necesidades, hacen cualquier trabajo más barato acorde a las leyes del capitalismo y de la miseria.  Igual que los nuestros en todas partes que van y están.  No hay diferencia.
Esto que describo y que he escrito muchas veces no lo inventamos nosotros, no, es la historia de tantos otros pueblos, es la historia de esa vida de trashumante que nos ha traído hasta aquí.
Lo más penoso es que tantos de los becarios en el extranjero, la gran esperanzas de adecentamiento y modernización de la patria, enviados unos con dinero de sus padres ganando aquí pero mayormente por el de este pueblo muerto de hambre, decidan mejor quedarse fuera o irse a poco de regresar, y ayudar con los conocimientos adquiridos a otros países, mientras el que les pago sus estudios languidece en una vida casi tribal de caciques medievales incapaces, ladrones y desfalcadores, añorando de nuevo la disciplina y control de otro Trujillo. La crueldad es normal y proporcional al grado de salvajismo.
Hasta Balaguer hizo creo que 14 presas hidráulicas sin prestamos.  Hoy hasta para una letrina buscamos dinero extranjero y ya debemos más de US$37,000 millones, y seguimos buscando, y robando a cuatro manos... sin planes, ni límites.  Al cabo Dios dirá, y los que saben y pueden ayudar a que esto cambie dan la espalda, se van en busca de su sola conveniencia, de una vida fácil, sin sacrificios y precariedades, de un futuro halagüeño que les fue “regalado por la suerte”, por los sacrificios y la  sangre quizás aun no derramada, como cuando haya que pagar sus cuentas, para que se solamente se lucraran ellos y los suyos.   Yo fui becado y aun a mis muchos años de edad sigo tratando de contribuir al desarrollo y al conocimiento nacional.
Para finales del siglo 19, la población de Puerto Plata era de más del 60% cubana, también habían alemanes, venezolanos, curazoleños, daneses, etc. y solo una pequeña fracción se decía dominicana, quizás porque habían llegado unas cuantas décadas antes.
 Nuestro gran problema es lo políticamente incapaces que somos, lo mal preparados que estamos, sumado al poco amor al terruño.  Dicen que en Inglaterra ningún inglés habla mal de su patria ante extranjeros.    Aquí es el deporte nacional, que todos acabemos con todos, donde el único bueno es quien habla.  Vivamos de brincos y ataques epilépticos cada vez que algo que hemos tolerado, propiciado, y consentido se desborda, por falta nuestra y de nadie más.
Cuando en mi empresa reconstruíamos y ampliábamos el Club Mediterraneé y muchos otros en Bávaro, no había dominicanos que quisieran trabajar y menos hacer zanjas.  Los haitianos sí.  Hoy lloran el haberse marginado, por lo que no tienen por no haberlo querido trabajar, y ahora lo quieren regalado, como obsequio de “los millones” que tienen los turistas por ser ellos padre de familia.  Hoy siguen buscando empleos, no trabajo, en una lucha que la pintan como justa, pero no lo es.  El dominicano o extranjero que le va bien en cualquiera otra parte, y más contra el idioma y la discriminación, es digno de alabanzas.  Por eso nos sentimos orgullosos de peloteros, concejales, alcaldes, etc. de origen dominicano que triunfan fuera de aquí.
Pero así somos y así seguiremos siendo y por eso estamos como estamos.  Genio y figura hasta la sepultura, herederos de los atributos de los antiguos habitantes de La Isla de la Tortuga al norte de Haití.