domingo, octubre 13, 2013

A PUROS TROPEZONES

Sin Temor…   Ni Favor…

A puros tropezones
 Luis H. Arthur S.
Hace unos 3 días veía un programa en la TV sobre una pareja de novios que se fueron de vacaciones creo que a Sudamérica, y el joven posterior a una incursión por sitios cenagosos comenzó a sufrir una alteración en la piel empezando en la cara, con enrojecimiento y picazón.  Como era una molestia soportable prefirió esperar a regresar en unos días a los EE.UU. para ir al médico, pues para los turistas los locales no gozaban a su buen criterio de capacidad.  Así lo hizo unos pocos días después, cuando ya tenía una gran mancha roja supurante en la mejilla derecha y alguna fiebre.  Su padecer se prolongó por meses, en un periplo de médicos, hospitales, internamientos y medicamentos, y solo conseguía que la mancha de la mejilla supurara cada vez más, se agrandara destruyendo tejidos, doliera y amenazara con dejar una cicatriz de por vida en su joven rostro.  Era como vulgarmente aquí llamamos un ráspano infectado.  Aquello siguió avanzando y comenzó a afectarle todo el cuerpo con puntos rojos y el médico le diagnosticó rotura de vasos capilares por uno de los medicamentos...  Luego eran bolitas como barritos.  Su salud se deterioraba, no podía trabajar  y le salían esas manchas y pelotas ahora por todo el cuerpo, sin poder tener ni un diagnóstico ni una cura.  Demás está decir como estaba el ánimo del joven y de su novia, cuando ya él pensaba que iba a morir.   Al fin fue turnado a una doctora quien le hizo un interrogatorio más cabal y se le prendió un LED en el cerebro, le mandó a  hacer nuevos análisis, que como todos solo buscan lo que el médico pide y nada más, esta vez sospechando de que podía ser Leishmanía, un parásito trasmitido por la picadura de una mosca que habita sitios insalubres, (“El agente se transmite al humano y a otros animales a través de la picadura de hembras de los flebotomos, un grupo de insectos chupadores de sangre pertenecientes a los géneros Phlebotomus del Viejo Mundo, (Europa, África y Asia) y LutzomyianAmérica, de la familia Psychodidae.1 En Colombia, en ciertas regiones, este tipo de insectos es más conocido como palomilla. En las zonas tropicales de Ecuador se lo conoce como "arenillas"  (tomado de Wikipedia), y semana y pico después, cuando estuvo listo el cultivo pedido, se pudo al fin confirmar un diagnóstico y la presencia de tal parásito.  Fue internado en el hospital, se le hizo una punción en el corazón a ver si el parasito ya lo había invadido y alterado sus válvulas, lo que le causaría la muerte, por suerte no, y tratado con el medicamente correcto y también por sonda directamente al corazón, al fin puedo recobrar su salud, aunque nunca su tez tersa.
He visto varios condensados televisivos, de personas que en viajes por África, Lago Victoria, por Asia, y demás se contagian de parásitos extraños y pasan un trabajo inmenso para ser bien diagnosticados y no morir, suerte que otros no tienen, amén de un gasto excesivo. 
Me pregunto, como es posible que a esta altura de la medicina, en el país más rico del mundo, no haya forma de diagnóstico rápido, efectivo y sistemático.  Contando con tantos equipos caros y sofisticados aun no pueden ser usados para no tener que seguir adivinando y diagnosticando a puros tropezones.
Que aquí en este paisaje nos muramos de dengue, de malaria y de cualquier cosa, no es nada raro, pues cuando los médicos además de las mismas limitaciones no están de huelgas, están en su estado normal en hospitales públicos de brazos caídos.  Unas veces los laboratorios tienen reactivos, otras ni eso, ni dinero, y los enfermos se manejan como lote que si el médico privado que todos tenemos dentro no los salva, nos muriéramos de todas maneras.  Este médico nuestro que surgió como resultado necesario de la evolución humana que unos dicen es de 3,000 millones de años desde que fuimos unas poquitas bacterias luchando contra el medio.  Y lo peor es que nos hemos acostumbrado a ello.  Cuando enfermamos y tenemos dinero, el dicho popular es tomate una aspirina y vete fuera, agarra un avión y vete a donde cobran mucho, pero que tampoco tienen mecanismos y métodos efectivos de diagnóstico que no sea la simple adivinación.  Claro, te hacen una batería cara de todos los estudios habidos y por haber, quizás esperando tocar la flauta por casualidad, pero nada distinto al enfrentamiento con médicos nuestros de hace 75 años en sitios rurales, hasta recién graduados, solos y con poca experiencia, tenían que enfrentarse tratando de adivinar qué tenía un enfermo, con lo que pasaba el tiempo suficiente para que muchas enfermedades se curaran solas.
Pienso como sería la técnica del los Pares Magnéticos en manos de buenos médicos, como armamento efectivo y preciso para en minutos hacer diagnósticos y curas increíbles, que parecen milagrosas con simplemente dos imanes baratos.

Esta técnica acaba de cumplir el 10 de Octubre sus primeros 25 años y ya se abre paso decidido hacia la salud integral, y algunas pocas universidades de segundo y tercer nivel tímidamente le van abriendo camino a lo que necesariamente será la Medicina del Futuro, ante la evidencia de que diagnostica en minutos, certeramente, sin tener que adivinar, que es preventiva, pues detecta también mata los patógenos que aun no nos hacen daño, y su gran pecado ha sido que cura sin medicamentos, no es invasiva y no tiene efectos secundarios, esto es, si no hace bien, no hace ningún mal, además también para problemas de la mente y en el nivel bioenergético novedoso, terapeutas avanzados la trabajan para curas a distancia, por eso se le ha querido cerrar el paso, pero como he dicho antes y muchos otros antes, a la ciencia no se le puede detener perennemente, ni retrasarla por intereses económicos y criterios cerrados, y 25 años precisamente es el tiempo estadístico que tarda un descubrimiento en llegar al público.