domingo, agosto 19, 2012

COMO PELO DE CALVO


Sin Temor…   Ni Favor…

Como pelo de calvo

 Luis H. Arthur S.
16 de Agosto, fecha patria cuando la República Dominicana conmemora el Grito de Capotillo del 1863, dado por patriotas, por los humildes, los descalzos, los rurales, que convocaba a tomar las armas (machetes, palos, piedras y uno que otro fusil) para restaurar la independencia que nuevamente había sido enajenada esta vez por un independentista, quizás la primera espada de la independencia: Pedro Santana, quien se había adueñado del poder y había negociado con España a través de su enviado Plenipotenciario, hoy uno de los tres Padres de la Patria: Matías Ramón Mella y Castillo, el hombre del trabucazo en la Puerta de la Misericordia la noche del el 27 de Febrero del 1844.  Fueron 2 años de guerra y muerte hasta que las tropas españolas, bien armadas, uniformadas y bien dirigidas, fueron derrotadas y sacadas del país, para mortificación de muchos hispanófilos que emigraron, aunque otros se quedaron.  Crisol de héroes que desde entonces han sido recordados y venerados por la República y que ayer en su aniversario fueron olvidados.  Ninguno de los periódicos recuerda con interés la fecha patria.  El candidato no le rindió honor a los que con su acción, sufrimientos y vidas le trillaron el camino de su actual posición, que anhelábamos fuera de decencia y compromiso.

Vosotros, los humildes, los del montón salidos,
heroicos defensores de nuestra libertad,
que en el desfiladero o en la llanura agreste
cumplisteis la orden brava de vuestro capitán;

Vosotros, que con sangre de vuestras propias venas,
por defender la patria manchasteis la heredad,
hallasteis en la lucha la muerte y el olvido:
la gloria fue, absoluta, de vuestro capitán.
………….
Dormidos a la sombra del árbol del olvido,
¡quién sabe en dónde el resto de vuestro ser está!
Vosotros, los humildes, los del montón salidos,
sois parias; en la liza, con sangre fecundáis
el árbol de la fama que da las verdes hojas
para adornar la frente de vuestro capitán...”
(A los Héroes sin Nombre – Federico Bermúdez y Ortega - 1916).

Ayer fue cambio de gobierno, aunque mejor sería decir cambio de algunas caras, pues cambió el Presidente que entró por derecho, salió Santana, digo, Leonel, y Danilo se comportó como lo que tantos predijimos.  Dejó pasar quizás el momento más estelar en su vida con más pena que gloria.  Los comentarios de los  periódicos y los articulistas, nos hablan de un discurso auspicioso de hora y media aunque con lagunas medulares, donde la esperanza recibió un soplidito de nueva vida, que fue apagado tres y media horas después cuando salieron los nombramientos de los nuevos Ministros y altos funcionarios, cuando lo que quedó claro fue que su estructura era el típico bla, bla, bla.  Su develación fue similar a otro azaroso apagón de las Edes que Celso ni ve ni quiere  ver…
El gobierno en su cúpula solo se renovó en un 35%, como para matemáticamente igualar el supuesto 70’% de preferencia con que Leonel dice haber terminado su mandato, asignándole igual cuota de poder visible y dinámica.  Sumando a este porcentaje, las Cámaras Legislativas, Altas Cortes, muchos otros de los determinantes del poder político, luce que el poder y movilidad de Danilo como presidente ya consolidado, cuando acabe sus nombramientos de las categorías inferiores, del cuerpo diplomático, con una vice como azogue y robando cámara, no pasará del 5% al 10%.  Hasta ahora se perfila solo como un presidente más para abonar la larga lista de ineficaces aves de paso de nuestro acervo político, donde se refleja entre unos y otros la misma disparidad de duración que en el reparto de siempre de la riqueza nacional.
Vivimos tiempos revividos del costal de los  ciclos de nuestros azares, donde desde el mismo origen se cambiaron sueños de nación, independencia, bienestar y progreso, por traiciones, dictaduras, por ambiciones que lograron la expulsión del Padre de la Patria, quien más clarividente que nosotros comprendió rápidamente y le advirtió a un sobrino que vino de Venezuela y ni desembarcar le dejaron, que los habitantes de este país éramos unos ingratos…  Eso en boca del indiscutible Padre y Mentor de la Patria, quien no volvió y no incidió nunca en la política vernácula, quien vivió humildemente de maestro rural al borde de la selva amazónica, con su familia haciendo y vendiendo velas, para poder mal subsistir pues habían dado toda su hacienda personal y familiar a la Patria.  Murió tan anónimamente, tan desconocido como lo es ahora para más de la mitad de los dominicanos, como se muestra en cada una de las encuestas periodísticas de cada 27 de Febrero.  Sus restos, fueron traídos al país para gloria de los políticos de turno, contrariando posiblemente su voluntad expresada y ratificada por su actitud de vida, pues quería descansar tranquilo, anónimo, humilde, en paz, lejos de la ingratitud de un pueblo indolente, que disfruta tanto vivir en libertad como en dictadura y en todas sus medias tintas.  Que se acomoda, y siendo este su tendón de Aquiles, algunos maloras se aprovechan de él, nunca se satisfacen y Duarte es el comodín demagógico.
La fecha lucía propicia para reivindicar, para engrandecer y engrandecerse, para revivir la moribunda esperanza de este pueblo.  Hasta ahora fue desperdiciada con un equipo que sólo podrá darnos “más de lo mismo”.  Hay que recordar que nadie puede dar lo que no tiene y la corrupción no la combaten los corruptos
No importó el origen humilde del sur profundo del Señor Presidente.  No importaron las vivencias de la vida rural llena de necesidades personales y comunitarias.  No importó nada.  Fue andullado.  Se dejó andullar.  Le infiltraron hasta el tuétano de miedos, temores y órdenes.  En su discurso, en sus planes, no ofertaron promesas de erradicación de la corrupción rampante del gobierno anterior, el cáncer del narcotráfico, el lavado de dinero, la deuda pública desbordada, el déficit presupuestal grosero heredado para comprar su presidencia entre otras cosas ilegales.  Nada dijo del reclamado rendimiento de cuentas y los debidos castigos e incautaciones… Y para probar y dejar bien claro que nada se haría confirmó en sus posiciones relevantes a los mismos corruptos.
Aun contra el decir de Stefan Zweig, que los momentos estelares, como pelos de calvo, aparecen solo una vez y nunca más regresan, esperemos.  Nada más eso podemos hacer en estos momentos.  Esperemos, con el deseo de que la esperanza no muera, cuando el pueblo sepa exigir, y su hambre intelectual y alimenticia no sea la materia prima preferida de estos políticos providenciales y egoístas…