domingo, mayo 14, 2006

ERA DE OSCURANTISMO

ERA DE OSCURANTISMO

Por: Ing. Luis H. Arthur S. – http://www.luis.arthur.net/http://www.luisharthur.blogspot.com/ – 14 Mayo 2006

Seis elecciones consecutivas tenemos en nuestro haber. Para unos un triunfo de la democracia y el camino inequívoco del progreso. Para otros un desorden y un despilfarro, una parodia, una avalancha de candidatos que como muertos de hambre se empujan y golpean para alcanzar su dotación en la bien servida mesa del Estado.

Con algunas honrosas excepciones, hemos escuchado discursos tan pobres, tan mediocres, que da la impresión que no saben lo que tienen que hacer a donde pretenden ir. Un candidato a diputado o senador repartiendo agua, recogiendo basura, o mandando una ambulancia, un operativo médico o una carroza fúnebre. Poniendo gente a estorbar el transito, desquiciar la ciudad, desesperar a los que quieren conquistar, con música bachatera que hacen temblar las casas, bailando en esquinas y calles, gritando como desaforados, descendiendo en la evolución Darwiniana a sus primeros estrados.

Este deprimente espectáculo se convierte en una burla a la inteligencia, un derroche económico injustificable, una promoción al ocio, a la violación de leyes y derechos; en una procesión de discursos y actos oscurantistas El escogimiento de los candidatos ha estado viciado, la arrebatiña y la irresponsabilidad de los postulados por esos partidos corruptos, donde los directivos sólo arriman voluntades a su entorno, y los manejan como si sólo ellos valieran algo, y los demás fueran simples peones dispuestos a servir y sacrificarse. Una Junta Electoral parcializada e irresponsable, pagando la factura al PPH.

Usan a los más necesitados, aquellos que agonizan en una pobreza extrema. Masa de desesperados que ellos mismos crean, engrosan y mantienen, para como jauría usarlos en el momento adecuado. Turba que se vende por centavos, y que aun sabiendo que nada logrará luego de concluida la campaña, que no volverá a ver al encumbrado hasta que los necesite nuevamente para chubarlos y abrirle paso a su necesidad de permanencia y progreso, le sirven con fingida lealtad por unos cuantos míseros pesos, un plato de comida y unos galones de combustible, aderezados con muchas y demagógicas promesas, vertidas sin rubor, ni pena, con la misma culpa que uno siente al pisar los escalones de una escalera que lo suben de piso.

Dinero que se gasta a borbotones sin que podamos comprender la contabilidad negativa que aparentemente nos da el “haber” y el “deber” legal de cada candidato.

Hace dos años, unos estaban desacreditados y otros eran la esperanza… Esos se fueron, viven sueltos, ricos y felices y quieren volver y los que llegaron imitan en sus peores facetas al balaguerismo funesto. Se aferran al poder, no para bien dirigir la nave del Estado, sino para disfrutar. ¿Donde está la esperanza? ¿Podemos esperar que llegue un inspirado?

Yo, que viví mis primeros 25 años bajo la férrea dictadura, y el resto en el limbo o en esta seudo-democracia, no dejo de lamentar las cosas malas y terribles de aquella oprobiosa época, así como tampoco la pérdida de los buenos valores que indudablemente toda dictadura tiene. Siempre pongo en la balanza mi propia vivencia, y si bien escribo tantas quejas, es porque no quisiera que la desesperación y las malas actuaciones de políticos incapaces y rapaces y de gobiernos parcializados que los cobijan, y hacen borrón y cuenta nueva de tantas travesuras, nos arrinconen a una nueva era de oscurantismo.

¿Entenderán el abstencionismo?

Fin