sábado, mayo 27, 2006

VIVENCIAS

VIVENCIAS

Luis H. Arthur S. www.luis.arthur.net www.luisharthur.blogspot.com 27 Mayo 2006

Llevo una semana en Liberty, un pueblito casi rural del estado de Missouri, en la parte central de los EE.UU. Las carreteras, de concreto y asfalto, se cruzan y entrecruzan, se amplían y se mantienen, todo con un orden impresionante y un total respeto al usuario.

Aquí la vida luce aburrida, hasta que uno no se desintoxica del ajetreo y desorden del diario devenir y el tráfico en nuestro país, y de la resaca de una campaña política degradante. Los estribos de las carreteras y los jardines en las urbanizaciones se ven nítidos, con una grama verde producto de la primavera. Bien cuidadas cortadas, y como las casas en su mayoría no tiene ni siquiera unos palitos de 1.20 metros de alto separados como empalizadas ni bardas que las dividan unas de otras, y las casas están separadas entre 5 y 10 metros entre ellas y otro tanto de la calle, ofrecen un paisaje continuo, hermoso y limpio, sin una sola basurita que afee o vuele con el viento. Las viviendas son generalmente de madera con el techo exterior de tablitas superpuestas (shingle) de doble agua, para que no acumulen demasiada nieve en el invierno. Casi todas son de madera, yo digo hechas de palitos de fósforos, en estas grandes planicies donde los tornados surgen de repente, con una violencia puntual increíble de hasta 300 y más Km. por hora, y se repiten 20 y hasta 40 veces por temporada, dejando a su paso una trinchera de destrucción total y a veces muerte.

El terreno es ligeramente ondulado, sin que haya podido ver una sola montaña en ninguna dirección. No se oye nada de bulla, excepto el rumor de la naturaleza, el canto de los pajaritos y el ronronear de los pocos vehículos cuando pasan. No hay motoconcho, ni racimos de guineos en los árboles, ni ventas de ningún tipo, ni personas pidiendo en cualquier semáforo o limpiando el vidrio del carro u ofreciendo en venta todo tipo de mercancía No hay carros públicos, guaguas destartaladas y contaminantes. Parece como si aquí no hubieran “padres de familias”.

La casa donde me hospedo, del hermano de mi esposa quien me acompaña, nunca se le pone llave a las puertas. Los esposos trabajan y los hijos, ya adolescentes, estudian y trabajan, sobre todo en estas vacaciones de verano. La casa se queda totalmente sola. Un aire de 3 Ton encendido perpetuamente en tiempo de calor, mantiene la casa de unos 200 mts. cuadrados fría y agradable.

Los vecinos no se ven ni se sienten, salvo cuando salen o entran para ir al trabajo, cortan la grama o recogen el correo. Nadie roba en este sector. La seguridad es impresionante pero inadvertida. En las principales esquinas, junto al semáforo existen cámaras de vigilancia que previenen la comisión de crímenes y ofensas, y por doquier se ven carros de policía patrullando para desalentar con su presencia. Es un sitio residencial donde no se permiten ningún tipo de negocio.

El desplazarse en vehículo es toda una delicia. Nadie tiene demasiada prisa para andar como loco, cruzándose, poniendo en peligro al vehículo de al lado. Lo que aquí es visto como tapón, se compara al discurrir normal de cualquiera de nuestras calles o carreteras. Supongo que en algún momento por accidente o emergencia habrá algún tapón similar a los nuestros de cada día y de toda hora. El común de las personas no vive estresada con tanta incertidumbre como nosotros. Las leyes de transito se cumplen, por lo tanto no son necesarios “policías acostados” que dañan los vehículos.

La mayoría de la gente vive del cultivo del maíz y la avena. Son amables y corteses, y aunque no son muy presumidas en el vestir si son muy celosos de su privacidad. Los perros no pueden andar sueltos. Si uno lo saca a pasear a la calle o a algunos de los muchos parques y áreas verdes que por todas partes surgen como invitación a compartir con la naturaleza y los grandes árboles, tiene que llevarlos amarrados y llevar una fundita para recoger sus necesidades si es que la hiciese. La basura hogareña hay que seleccionarla para que al recogerla vaya clasificada.

No importa cuan viejo uno sea ni cuanto haya viajado, siempre hay la oportunidad de observar y aprender lo que otros han logrado en su calidad de vida, por propio esfuerzo colectivo, donde pagar impuestos igual que en todas partes duele, pero aquí rinden un fruto social de servicios de primera calidad, y no van a engrosar en gran medida los bolsillos de tantos políticos deshonestos como sucede en nuestros países en “vía de desarrollo”

De más esta mencionarlo, pero no se va la luz, ni el agua y recogen la basura puntualmente. Las ambulancias, paramédicos y bomberos funcionan, también el 911 y la policía. No se les acaba la gasolina ni te piden dinero para hacer sus tareas, ni resultan ellos los ladrones. Por cierto que la gasolina cuesta $2.39 el galón, casi un dólar menos que allá.

Aquí la vialidad, la seguridad, la limpieza, la educación y el funcionamiento de las instituciones son parte normal del discurrir cotidiano, sin que nadie se vanaglorie de ello y quiera decirnos que es gracias a su esfuerzo personal y partidario. Son elementos esenciales de una vida digna que sus habitantes se han impuesto y exigen a sus gobernantes, sin que ninguno pretenda pasarles factura por cumplir con su deber.

No es el paraíso, también hay crímenes, pleitos, accidentes viales, muertes, etc. Lo leo en el periódico local y lo veo en la televisión. Pero aquí la vida discurre en una dimensión diferente. El habitante de este gran país en general es sano, sobretodo el rural, y en lo interno es digno de admiración. En lo externo es otra cosa….

Para nosotros en nuestro pequeño país, creo que siempre habrá esperanzas de una vida mejor, más digna y menos traumática. Necesitamos urgentemente menos políticos rapaces, más justicia y mayores satisfactores de vida. Es tarea propia nuestra. Nadie la hará por nosotros.

Fin