domingo, septiembre 25, 2011

¿A DÓNDE HUIR?

Sin Temor… Ni Favor…

¿A dónde huir?

Luis H. Arthur S.

Nuestros organismos de seguridad son nidos de delincuentes que cada día crecen y se protegen, sin posibilidad de acabarse o al menos reducirse, pues no hay voluntad, ni política ni militar. No se vale con los mismos.
Estos organismos de seguridad, todos, están coludidos y acabando con este país, mientras solo fingen protegerlo y ser defensores del pueblo y la patria. Ya nadie cree sus mentiras, medias verdades y representaciones. Están desesperando a todos.
Sin dudas que en ellos hay muchos elementos buenos, como se dice del teniente Coronel Ubrí Bocio, vilmente asesinado, mientras en oscura calle estaba con la sub-procuradora de la DNCD, Yocasta Maríñez Madera, quien salió del trance sin un solo rasguño.
Dicen que el asalto fue para robarle su jeepeta, por encargo del dueño de una tienda de repuestos usados, pero luce que aun hay mucha tela que cortar. Y parecen solo medias verdades. El teniente coronel era asistente del Presidente de la DNCD.
Los militares buenos y serios parecen estar tan temerosos y asustados como lo está la población, ante este desborde de violencia militar-civil.
Mientras el gobierno presidencialista y todo poderoso, al frente del cual está un señor que ha resultado ser irresponsable, perjuro y cobarde, que teme cumplir su deber que conoce (es abogado y juró cumplir la ley en tres ocasiones) y no enfrenta el auge galopante de la corrupción militar, política y civil. No se mordió la lengua al confesar al representante del imperio, que teme que lo derroquen o lo maten, y al decirlo se confiesa además cobarde, indigno de la posición que ocupa. Le tiemblan las piernas y le sudan las manos, como nos advertía Hipólito, y no renuncia ni por vergüenza, sino que juzgándose a sí mismo se cree con el deber cumplido.
Mantiene un estado grosero y mal ejemplarizante de tolerancia, impunidad y corrupción, y trata de engañar con palabras huecas. Le faltan, dicho decentemente, agallas. Ante el fracaso, busca desviar la atención y se obnubila buscando imposibles reconocimientos personales internacionales tratando de resolver problemas de especulación mundial más allá de su capacidad e insignificancia, y mientras, deja abandonado a este país a su suerte, copado por la rampante especulación local en alimentos, combustibles, energía y todo, y nos deja solos en esta corrupción y violencia agobiantes, cada vez más negra y envalentonada.
Nos endeuda irresponsablemente con la complicidad de sus legisladores y los del PRD. Despilfarra el dinero, mientras sus funcionarios y allegados se hacen millonarios.
Penosa y vergonzosamente admite que teme a esos cuerpos castrenses, plagados de delincuentes, que roban y asesinan por encargo, transportan droga en vehículos oficiales, dan protección a lanchas, avionetas y ocupantes, la guardan en cuarteles, barcos y aviones militares. Cada día fingen descubrir y asombrarse de la cotidianidad, como ahora de los deshuesaderos de vehículos robados, y de que sus filas estén llenas de malhechores, pero aun no se dan cuenta de quienes compran los metales de puentes, barandas, alcantarillas, protección de carreteras, que se roban y exportan de esta islita. Ya empezaron a tumbar las torres de alta tensión.
Militares protegidos y al servicio de la cúpula, que les hace encargos, les exige dinero y les garantiza la misma impunidad que a ellos les da el gobierno corrupto y cobarde. Impunidad siempre presente y más cuando son sometidos, juzgados y condenados por “equivocación”. Los sacan de la cárcel si es que la pisan, y los reintegran para que sigan en lo suyo y hasta le suben de rango.
Superiores jerárquicos que enganchan y hasta protegen desde dentro a sus hijos delincuentes, aun cuando enfrenten demandas y juicios, y que así logran libertad absoluta para delinquir y matar. Al cabo serán magníficos candidatos para jefe de policía en el futuro y “ganar” hasta $40 millones mensuales, solo en efectivo. Novias que no solo prestan placas oficiales prestadas, sino que escriben cartas para el reenganche del novio delincuente, y lo consiguen.
Donde la disciplina ha sido corrompida y trastocada, y está subordinada a la amistad y al cachanchanismo, al hoy por ti mañana por mí.
Militares que paga el pueblo usados de sirvientes, choferes, baña perros, por oficiales superiores y empresarios.
Con razón el pueblo tiene miedo de denunciar, teme a la policía más que a los ladrones.
Cuantas veces al llegar alguien al destacamento a poner una querella, ahí se encuentra a los delincuentes que viene a denunciar, hasta recibiendo ellos mismos la querella, con o sin uniformes. Cuantos militares de rangos superiores se apropian de carros robados, para ellos, sus hijos o sus queridas. Carros que nunca “aparecen”, y aunque los dueños los reconozcan inclusive con placa oficiales, están impotentes de recupéralos, pues no hay quien les apoye, quien se “atreva”, a cumplir la ley y devolverlos, pues ellos, al igual que los policías buenos tienen que tragar saliva, bajar la cabeza y dejar pasar lo mal hecho, pues si hacen otra cosa los cancelan, los acusan y hasta los matan.
Cuerpo Policial muy efectivo solo cuando un jerarca da un ultimátum por haber sido compelido por una alta autoridad militar o política o por ser ellos o sus familiares y compadres las víctimas. Van directos y en pocas horas encuentran lo robado…
Hoy nos asedian, roban y asaltan bandas de malhechores, de militares, civiles o mixtas, vestidos muchas veces como militares. En vehículos oficiales y con armas largas; en despoblado, en el mismo centro de las ciudades; con plena libertad y sin temor alguno. Muchas veces están incluidos menores. Roban, matan y abusan. Son criminales y ladrones protegidos, que en pocas horas días o semanas estarán nuevamente en la calle delinquiendo.
Roban de todo: dinero, relojes, joyas, cadenas, carteras, celulares, vehículos, Tv, computadoras, hierro, cobre, bronce, y hasta ataúdes caros tirando a los muertos, que ni por estar muertos se salvan.
Y nadie pone coto, pues el Presidente que usa la palabra para engañar repito, tiene miedo… y tantos fiscales y jueces, con honrosas excepciones, son desde abajo hasta la Suprema, unos irresponsables, comerciantes de sentencias y de silencios, perjuros y por tanto también delincuentes.
Pocos apresados son condenados, pues los vagos fiscales no investigan. Los jueces los sueltan, en una justicia que no funciona y su éxito está en la vendutería.
Tantos, al igual que yo, estamos conscientes, que al denunciar lo que ya se hace insoportable, podríamos ser la próxima víctima… Y es que el PLD gobernante ya nos tiene desesperados.

Sto. Domingo, R.D.* luis@arthur.net * www.luis.arthur.net * www.luisharthur.blogspot.com *25/IX/2011