sábado, abril 05, 2014

LLUVIA SÓLIDA

Sin Temor… Ni Favor…

Lluvia Sólida
 Luis H. Arthur S.
El agua es un elemento indispensable también para la agricultura.  Para no depender exclusivamente de la lluvia en ciclos naturales que cada vez se hacen menos predecibles y habilitar terrenos con poca lluvias, el hombre desde tiempos pasados ha implementado el canalizar los ríos, hacer presas, lagunas, reservorios, pozos, de modo de poder mantener a las plantas que nos dan alimento con sus raíces adecuadamente húmedas.
En la agricultura tradicional de pequeños productores, más que de grandes, que tienen acceso a créditos, tecnologías y equipos, las cosechas han sido un apostar a la esperanza, y en el azar de la vida, las estadísticas se han impuesto y el promedio ha sido penosamente desesperanzador.  Agricultura de subsistencia a precios de agiotistas.
Para mediados del siglo pasado, cuando la población comenzó a aumentar su número drásticamente, la posibilidad de hambruna era cada vez más amenazante, y vino lo que dio por llamarse la Revolución Verde, donde agroquímicos y agua lograron una aumento de la producción agrícola impresionante, junto a la tecnificación del campo.
Hoy estamos nuevamente ante el mismo fantasma, pues el uso indiscriminado y no bien ponderado de tantos agroquímicos y pesticidas (agrotóxicos), ha envenenado los suelos, disminuido su producción y contaminado las cosechas y el medio ambiente, mientras la población crece de una manera incontrolada.  El balance entre la producción y el consumo actual, mirando al futuro, es nuevamente muy preocupante, además que el agua dulce se contamina, se acaba y se desperdicia y como ya dije, los ciclos y estaciones naturales se vuelven inestables y quizás hasta caprichosos con el llamado cambio climático.
Ante este panorama desolador, han venido a tratar de ayudar con el problema algunas técnicas, olvidadas unas y nuevas otras.  Lógicamente el problema no es solo de producción agrícola y adecuado uso de terrenos, aguas e insumos, sino también de salud médica y social.  Cada día se exige más que los productos sean saludables, cuando esto se asocia con la llamada agricultura orgánica.
En mi artículo pasado hablé de cómo se trata de recuperar y mineralizar los terrenos aceleradamente del modo como la naturaleza siempre lo ha hecho con parsimonia y lentitud.  Hoy voy a hablarles del agua.
Los Israelíes han hecho producir al desierto, básicamente llevándole agua, y como cada día hay menos, para no desperdiciarla crearon el sistema de Regadío por Goteo, muy efectivo pero también muy costoso de implementar y de mantener.
Hoy surge una nueva esperanza.  Hace 25 años unos científicos crearon del petróleo una cadena de carbono, hidrogeno y potasio o sodio muy peculiar pues es capaz de absorber y mantener por adhesión iónico eléctrica hasta 500 veces su peso de agua pura y hasta 200 a 300 veces si tiene minerales o insumos disueltos.  Una tela digamos de algodón, no puede soportar más que quizás su propio peso en agua, una esponja un poquito más, y solo la Chía, ese increíble alimento indígena mexicano ancestral, unas 12 veces gelificándola.
Pues bien, este producto es capaz de gelificar el agua, volviéndola una gelatina estable, y lo hace una y otra vez sin prácticamente disminuir su capacidad.
Con él podemos acumular, digamos en costales o sacos plásticos, ya gelificada, el agua de lluvia o la disponible de alguna otra forma para usarla muchas tiempo después almacenadas a la sombra para que el sol no la evapore y usarla enterrándola junto a la semilla o el trasplante, donde se desarrollarán las raíces que la irán chupando, tomando el agua allí gelificada para cuando llueva o se haga un regadío, volverse a hidratar automáticamente. hasta por 10 años.  También puede mezclarse el acrilato con la tierra en el campo.  No es tóxico.  Es agua así gelificada no se va a los mantos freáticos llevándose los minerales y contaminándolos, como pasa con la lluvia abundantes y con los regadíos.  No somete a las plantas al estrés cíclico de falta de agua, y puede sembrarse al tiempo cuando a uno le sea conveniente, dándole certidumbre a las cosechas y haciendo que las mismas estén mejor distribuidas y los precios no se depriman tanto, sin contar con que la calidad y la producción y productividad aumentan muchas veces, en algunos predios, hasta 1700 %.
Este producto se conoce como Poliacrilato de Potasio o de Sodio.  No contaminante, no soluble.  Su mayor uso actual del acrilato sódico es en pañales desechables, esos que ahora usan los niños y viejos, no se mojan ni chorrean, y absorben los líquidos sin irritar la piel.  Lo mismo en toallas sanitarias, tampones, y hasta para gasas sobre heridas.
Un Ing. Químico, investigador del Politécnico de México, Sergio Jesús Rico, descubrió esta aplicación, la ha promovido por el mundo desde el 2002, ha ganado premios, reconocimiento y fama, desde México a la India, y la bautizó y la comercializa como “Lluvia Sólida”.
Para el mundo, para nuestro país, que aun está ante dos meses más de sequía cuaresmal, donde las lluvias no llegarán en Mayo como antes, sino que probablemente la anuncian para Junio, la siembra de frijoles en el valle de San Juan se retrasa, y así de tantos otros rubros en toda la república.  Para Haití sería una bendición, para ellos y para nosotros.
Esta nueva revolución agrícola, que da certidumbre de cosechas, con agua solida que mantienen provisión constante de humedad en las raíces, y que automáticamente se re-hidrata sola, con la lluvia o regíos, que puede además contener todos los minerales e insumos disueltos previamente en ella antes de gelificarla, será una garantía de que este pueblo y el mundo, puedan volver a tener futuro alimentario.
No solo asegurará cosechas mejores y más abundantes, sino que puede economizar entre un 50% y un 90% de agua que hoy se desperdicia, disminuyendo costos de regadío, construcción de presas y sus canales, y liberando agua para consumo humano y otros usos.
Claro que será muy combatido, quizás hasta difamado y lo querrán mediatizar, pero con Harina de roca, Agua Solida y no quemando los desechos en los campos, se recuperan los terrenos, la salud vegetal, los insectos y la calidad de nuestros alimentos y nuestra salud.  ¡Qué bueno fuera que oficialmente se implementaran estas técnicas en este país de tantas necesidades y tantos muertos de hambre y gordos fofos!  Estas técnicas complementarían los esfuerzos económicos que hace actualmente el gobierno por desarrollar el campo.