Sin Temor… Ni Favor…
Reeditando el pasado
Luis H. Arthur S.
El Señor Presidente de la Republica es abogado, aunque mejor político que leguleyo. Tiene a su servicio muchos otros abogados en el gobierno y el partido y además puede contratar a otros por dinero o casi seguro por lambiscones se van a ofrecer gratis, muy especialmente el chapulín chambón de ojos verdes, para someter a la valiente señora “que se comió a Vincho con fritos”. Sin embargo, han pasado los días y el jefe del poder ejecutivo de la nación, el Presidente que habla bonito y es llamado el Perínclito de Villa Juana, con una piel que ni las balas de AR-15 le penetran, ni los misiles tierra aire le hacen mella, nada ha dicho, nada a hecho sobre lo dicho por esa valiente señora.
Sin embargo, nunca falta un anolisto, lambón, en busca de prestigio y agradecimiento, que se ofrezca a sentirse resentido sin ser el objeto de la supuesta ofensa, sin tener vela en ese entierro, quizás buscando sacar provecho político y renombre social de un hecho ajeno, y grita, despotrica, repite incansable su largo nombre y sus apellidos que quizás juzga prosopopéyicos, y amenaza, da plazos para probar o retractarse, y se define como un señor que supo escoger y votar bien, que no pudo equivocarse, y repite varias veces, que el objeto de su selección no puede variar, contaminarse, cambiar o simplemente quitarse la máscara, todo lo cual podría ser posible en caso hipotético.
Claro, ese tipo de gente no se ofende, no es sincera, sólo finge, es que calculadamente cree que puede sacar beneficios, y hace el favor de volver a traer a la palestra pública, para que ninguno olvidemos las palabras de esa señora, que aunque duras no son ni sombra de las que ha dicho, y requete repetido el Dr. Ernesto Fadul, sin que ese ofendido patriota de patio se haya atrevido a enfrentarlo ni a despotricar y amenazarlo en el mismo sentido. Es que además de cobardes son incoherentes.
Ya les conocemos. Hemos tenido la desgraciada experiencia de vivir 25 años de nuestra vida bajo la dictadura férrea, abusadora, nefasta y criminal de Trujillo, donde perdimos hasta a nuestro abuelo, y sabemos de esa camada de aduladores, de esas personas malas, que hacen daño por una sonrisa o una pasada de mano, porque los consideren leales, que no ripostan con argumentos, sino que amenazan con la idea de poner a temblar y se hacen los ofendidos, se rasgan las vestiduras interiores andrajosas buscando que se las reemplacen con trajes de poder y riquezas, hablan más que si a ellos le hubiesen mentado su madre, cosa que generalmente no les importa. El país estaba lleno de esos abusadores, que nunca han sido escarmentados y no se han extinguido y ahora quieren reeditarse, reclamar dizque ofendidos, a nombre del poderoso, no del humilde lleno de injusticias y limitaciones, lo que el Presidente no reclama por sí mismo, y para ello hasta pretende torcer la ley que no lo faculta a reclamar por un tercero.
Lo que este señor buscaba cree que ya lo logró. Pobre infeliz y pobre país donde la verdad, el honor, el decoro, la ética y las leyes no tienen cabida, sino precio.
Sto. Domingo, R.D.* luis@arthur.net * www.luis.arthur.net * www.luisharthur.blogspot.com *28/IV/2010
