Sin Temor… Ni
Favor…
Cuando más suma menos
Luis H. Arthur S.
El Sr. Lorenzo
Zambrano, de los mayores accionistas de Cementos Mexicanos (Cemex) y su Director
General, quien fue por muchos años Presidente del Consejo del Instituto
Tecnológico y Estudios Superiores de Monterrey, junto a otras personas le
regalaron a dicha institución otro hospital modernísimo, nombrado Hospital Zambrano. Dicen que su aporte fue de 18 millones de
dólares. El Hospital San José ya tiene
muchos años, siendo también propiedad de dicha institución universitaria y es
uno de los mejores de la ciudad y de los varios que han prosperado aquí en
inversión de salud para turismo médico, donde México cuenta con 10 hospitales
certificados para estos fines y Brasil 36, Costa Rica 3 y Chile 2 según datos
publicados hoy en El Norte de Monterrey.
Se dice que la violencia que está viviendo México y el Estado de
Nuevo León, del cual Monterrey es su
capital, ha frustrado en parte este propósito, que tiende a abaratar el costo
de la buena medicina que en los EE.UU. es estratosférico.
Lo interesante de este Hospital Zambrano, es que nació con un nuevo
enfoque de hacer medicina a la vieja usanza.
Me explico.
Hace relativamente pocos años, había médicos que eran
todólogos. Esto es, médicos generales, que
eran también cirujanos, obstetras, pediatras, cardiólogos, etc. Conocían a cada uno de sus pacientes, sus
problemas, las medicinas que le recetaban y las que mandaban a preparar en las
boticas, y cuando algo era superior a sus conocimientos, lo mandaban donde otro
colega o un especialista. Con el devenir
del tiempo la medicina ha perdido su generalidad y visión global del paciente al
advenimiento de especialistas cada vez en mayor número y en tantas ramas que se
hace el chiste de que ya hay un especialista para el pulmón derecho y otro para
el izquierdo. La tendencia es a aumentar
casi en proporción logarítmica.
La consecuencia de esto es que los pacientes según sus dolencias
generalmente van directamente al especialistas y de ahí pueden ser referidos a
otros especialistas, en un periplo largo y caro, sin que ninguno tenga el
control absoluto y claro de ese paciente como ente físico, de sus diversas dolencias
y de los medicamentos con que cada uno lo atiborran, y por eso están pasando
muchos cortocircuitos de medicamentos, aparte de los dañinos efectos
secundarios, pues uno que le recetan por ejemplo para la alta presión, puede que
reaccione malamente con otro recetado para la migraña, o para el dolor reumático
o para la tiroides, que otro especialista le recetó. Con excepciones desde luego cada uno actúa
como una isla.
Si uno se tomara el trabajo de leer la posología que acompaña los
medicamentes, y ve no solo lo que cura sino también el extra dañino que puede
causar, no tomaría ningún medicamento. Con
esto los laboratorios tratan de cubrirse de demandas, pues “yo te lo advertí,
si lo tomaste es tu responsabilidad”. En
México no se incluye este papelito.
Este esquema de parcelación del paciente se hace intolerable bajo
una buena política de salud pública, pero pocos gobiernos, si alguno, le meten
mano para corregirlo y ordenarlo por la razón que sea. Aun nuestro gobierno no instala el Servicio
Primario de Salud pues cada vez que lo intenta se forma una garata con puño.
El resultado es que cada día los médicos saben más de menos, se
niegan a actuar fuera de su especialidad aunque primero son médicos generales.
Y van perdiendo ese don que les hizo tan respetables y queridos.
Este nuevo hospital cuando recibe a un paciente, lo toma un grupo
de médicos multidisciplinarios que lo analiza y diagnostica por todas partes,
bajo el control seguro de posiblemente un internista-cardiólogo, buscando la
salud global y el control correcto de todo paciente en cuanto a sus dolencias y
los medicamentos. Como antes el médico
de la familia, de una sola vez y a un solo costo.
Desde que yo vine a estudiar a México hace ya 50 años, el Seguro
Social y ahora también el Sistema Popular de Salud, que cubre el 100% de la
población, tienen lo que se llama el Médico familiar, al cual se tiene que ver
primero y él referirá al especialistas si así lo considera necesario,
manteniendo el control de la salud y en general de todos los miembros de la
familia.
Siento que como en una orquesta sinfónica, si los maestros
especialistas en cada uno de los instrumentos no cuentan con un director y su
batuta, la pieza ejecutada, que equivaldría al paciente, va a ser un
desastre. Creo que pronto tendremos que
de alguna manera poner orden y control para que la sinfonía de la salud sea buena,
efectiva, eficiente y armónica.
Algunos creen que esta medicina actual, que se dice que en muchos
casos solo va a los síntomas y eternizar la ingesta de medicinas, va a
desaparecer pronto aunque paulatinamente, y sería bueno preguntar a los
actores, médicos y pacientes, cómo la vislumbran ellos para dentro de 10, 20,
30 o 40 años.
Monterrey, Méx * luis@arthur.net
* www.luis.arthur.net * www.luisharthur.blogspot.com * 13/I/2013