domingo, enero 13, 2013

CUANDO MÁS SUMA MENOS



Sin Temor…   Ni Favor…

Cuando más suma menos
 Luis H. Arthur S.
El Sr. Lorenzo Zambrano, de los mayores accionistas de Cementos Mexicanos (Cemex) y su Director General, quien fue por muchos años Presidente del Consejo del Instituto Tecnológico y Estudios Superiores de Monterrey, junto a otras personas le regalaron a dicha institución otro hospital modernísimo, nombrado Hospital Zambrano.  Dicen que su aporte fue de 18 millones de dólares.  El Hospital San José ya tiene muchos años, siendo también propiedad de dicha institución universitaria y es uno de los mejores de la ciudad y de los varios que han prosperado aquí en inversión de salud para turismo médico, donde México cuenta con 10 hospitales certificados para estos fines y Brasil 36, Costa Rica 3 y Chile 2 según datos publicados hoy en El Norte de Monterrey.
Se dice que la violencia que está viviendo México y el Estado de Nuevo León, del cual  Monterrey es su capital, ha frustrado en parte este propósito, que tiende a abaratar el costo de la buena medicina que en los EE.UU. es estratosférico.
Lo interesante de este Hospital Zambrano, es que nació con un nuevo enfoque de hacer medicina a la vieja usanza.  Me explico.
Hace relativamente pocos años, había médicos que eran todólogos.  Esto es, médicos generales, que eran también cirujanos, obstetras, pediatras, cardiólogos, etc.  Conocían a cada uno de sus pacientes, sus problemas, las medicinas que le recetaban y las que mandaban a preparar en las boticas, y cuando algo era superior a sus conocimientos, lo mandaban donde otro colega o un especialista.  Con el devenir del tiempo la medicina ha perdido su generalidad y visión global del paciente al advenimiento de especialistas cada vez en mayor número y en tantas ramas que se hace el chiste de que ya hay un especialista para el pulmón derecho y otro para el izquierdo.  La tendencia es a aumentar casi en proporción logarítmica.
La consecuencia de esto es que los pacientes según sus dolencias generalmente van directamente al especialistas y de ahí pueden ser referidos a otros especialistas, en un periplo largo y caro, sin que ninguno tenga el control absoluto y claro de ese paciente como ente físico, de sus diversas dolencias y de los medicamentos con que cada uno lo atiborran, y por eso están pasando muchos cortocircuitos de medicamentos, aparte de los dañinos efectos secundarios, pues uno que le recetan por ejemplo para la alta presión, puede que reaccione malamente con otro recetado para la migraña, o para el dolor reumático o para la tiroides, que otro especialista le recetó.  Con excepciones desde luego cada uno actúa como una isla.
Si uno se tomara el trabajo de leer la posología que acompaña los medicamentes, y ve no solo lo que cura sino también el extra dañino que puede causar, no tomaría ningún medicamento.  Con esto los laboratorios tratan de cubrirse de demandas, pues “yo te lo advertí, si lo tomaste es tu responsabilidad”.  En México no se incluye este papelito.
Este esquema de parcelación del paciente se hace intolerable bajo una buena política de salud pública, pero pocos gobiernos, si alguno, le meten mano para corregirlo y ordenarlo por la razón que sea.  Aun nuestro gobierno no instala el Servicio Primario de Salud pues cada vez que lo intenta se forma una garata con puño.
El resultado es que cada día los médicos saben más de menos, se niegan a actuar fuera de su especialidad aunque primero son médicos generales. Y van perdiendo ese don que les hizo tan respetables y queridos.
Este nuevo hospital cuando recibe a un paciente, lo toma un grupo de médicos multidisciplinarios que lo analiza y diagnostica por todas partes, bajo el control seguro de posiblemente un internista-cardiólogo, buscando la salud global y el control correcto de todo paciente en cuanto a sus dolencias y los medicamentos.  Como antes el médico de la familia, de una sola vez y a un solo costo.
Desde que yo vine a estudiar a México hace ya 50 años, el Seguro Social y ahora también el Sistema Popular de Salud, que cubre el 100% de la población, tienen lo que se llama el Médico familiar, al cual se tiene que ver primero y él referirá al especialistas si así lo considera necesario, manteniendo el control de la salud y en general de todos los miembros de la familia.
Siento que como en una orquesta sinfónica, si los maestros especialistas en cada uno de los instrumentos no cuentan con un director y su batuta, la pieza ejecutada, que equivaldría al paciente, va a ser un desastre.  Creo que pronto tendremos que de alguna manera poner orden y control para que la sinfonía de la salud sea buena, efectiva, eficiente y armónica.
Algunos creen que esta medicina actual, que se dice que en muchos casos solo va a los síntomas y eternizar la ingesta de medicinas, va a desaparecer pronto aunque paulatinamente, y sería bueno preguntar a los actores, médicos y pacientes, cómo la vislumbran ellos para dentro de 10, 20, 30 o 40 años.