domingo, noviembre 10, 2013

FORTUNA MORAL

Sin Temor…   Ni Favor…

Fortuna Moral
 Luis H. Arthur S.
Fui 18 años residente de los EE.UU. y nunca quise hacerme ciudadano de aquel país.  Tenía grabada la prédica Trujillista que adoptar otra nacionalidad era traicionar a la patria, y por tanto te convertías en un traidor.
Luego vi que se permitía doble nacionalidad, y que hasta Balaguer se la daba, como algo sin valor a los Taiwaneses asustados con la China Comunista que compraran en el Complejo de Apartamentos Bella Vista uno por aproximadamente US$50,000., donde nuestra nacionalidad sagrada y nuestro pasaporte venían como postalita adicionada, sin ningún otro requisito y por supuesto sin ningún valor.
Eventualmente esta práctica ha seguido, y recuerdo que Hipólito siendo Presidente dijo en Texas que exhortaba a los dominicanos que vivían en EE.UU. a hacerse ciudadanos, “como él lo había hecho cuando era estudiante de la Universidad de Texas”.  Nunca se supo si fue una travesura de una lengua incontrolable, o una realidad, pero se desmintió rápidamente por aquello de que no se puede ser Presidente sin haber nacido en el país y no tener doble nacionalidad.  Todo había cambiado, ya no era traición cambiarla.
Así esto de la ciudadanía dominicana ha seguido con tanta apatía, flojedad e indiferencia, que hasta el actual Canciller Carlos Morales Troncoso, que se asegura nació en Puerto Rico y tiene la nacionalidad norteamericana, aun así ha llegado a ser Vicepresidente y Candidato a la Presidencia, y se dice que no es el único, pues “aquí todo se arregla”, todo se vende, por el poco rigor y disposición a cumplir con las leyes y la Constitución. Por no haber consecuencias.  A los grandes narcos y delincuentes le dan actas de nacimiento y cédulas como cosa normal y nadie es castigado.
Hace poco agarraron en Francia a un individuo con pasaporte legítimo Dominicano por el que confesó haber pagado cerca de un cuarto de millón de dólares, si mal no recuerdo.  A ninguna autoridad le importó, que yo sepa.  En Francia lo soltaron en pocos días.
Como vemos no es nada nuevos que nuestra nacionalidad y pasaportes están a la orden de quien pueda pagar por ellos, en acto ilegal de la autoridad, que se supone que debía ser celosa guardiana de las leyes, pero la realidad es que cualquiera que quiera, puede fácilmente “convencerlo$” y obtenerlos libre de cumplir los requisitos estipulados.
Hay un caso reciente de un famoso cantante español, quien recibió ciudadanía “privilegiada”, que supongo solicitó no porque ame a este terruño, y le fue otorgada no porque sea una gloria que va a beneficiar a esta tierra en su desarrollo y crecimiento, sino porque con amplio desagradecimiento a su patria y a su origen, a donde creció y se supone enterraron su ombligo, a donde le dieron fama, gloria y dinero con el cante jondo, la abandona simplemente porque aquí paga menos o ningún impuesto, ya que puede no reportar ingresos de giras y conciertos sin ningún riesgo.  No es el primero, pues somos reconocidos y apetecidos como un paraíso pirata para extranjeros ricos y desagradecidos, que ni en momentos de casi tragedia nacional de su tierra tienen el suficiente patriotismo amor y valor cívico para alegrar por instantes a sus compatriotas con su arte y ayudar con parte de su dinero, sobre todo cuando ya tienen mucho más de lo que necesita para los pocos años que le quedan de vida, y que ni un euro se van a llevar.
Lo cierto es que esas personas ni nos quieren ni nos querrán, son aves de paso y como dejaron a su “amada” patria, a sus familias, amigos, recuerdos, solo por problemas de ambición económica, nos dejarán tan pronto encuentren algo mejor o aquí alguien le quiera cobrar impuestos.
Este servilismo de nuestras autoridades contrasta notoriamente con la negación de la nacionalidad que ellos han hecho de ventorrillo, a personas que aquí nacieron, hijos de personas que fueron traídas por el gobierno o con su anuencia e Inmigración no se preocupo por extrañarlas de nuevo a sus lares ni se le proveyó de documentación para que no fueran parias e ilegales, era un gran negocio, cuyos hijos nacidos aquí eventualmente, fueron inscritos en el Registro Civil, como el Registrador les instruyó, y sus declaraciones fueron aceptadas, mismas que ahora, décadas después, se tilda de incorrectas y nulas, que no cumplieron los requisitos de ley.  Es al Registrador y al Estado a quien hay que pedirles cuentas, no al infeliz que quiso hacer las cosas bien y fueron oficialmente mal dirigidas.  Todo por ello seguir siendo infelices que subsisten por debajo del límite de la pobreza y obviamente no tiene dinero suficiente con que pagar y comprar en los ventorrillos oficiales que no fían ni aceptan “tickets de bodegas de ingenios”, como en los casos arriba señalados, donde posteriormente fueron hasta “honrados” al recibir Títulos de Honoris Causa de la UASD (supongo que si Duarte pudiera se sentiría ultrajado de que para disque hónralo lo hayan metan en ese mismo fardo que de pena).
La verdad, que vista la famosa sentencia 168/13, la carta abierta al Presidente del Arquitecto Espaillat Nanita y unos cuantos personalidades preocupadas y sabias, llena de verdades, que lista las despreocupaciones y complicidades estatal a lo largo de casi un siglo, que olvidó los acuerdos y las leyes, amparando junto a naciones extranjeras, organismos internacionales y empresarios la explotación y la esclavitud de gente encerradas (presas) en Colonias Cañeras, que hoy se les dice que estaban de paso, en tránsito de décadas; visto también el comentario sabio y lapidario del Jurista Manuel Atienza Rodriguez, que dicen fue profesor de 11 de los “Jueces del Tribunal Constiucional”, que destila por todos lados sabiduría jurídica, hay que concluir como él, que para ser jueces (o para ser gobernante) hay que tener mucha fortuna moral.
Aunque vemos, como diría un cibaeño, que ante la avalancha nacional e internacional y el aislamiento y la vergüenza a que nos enfrentamos como país de espasmos epilépticos, “ya en la Junta le jayán un bajadero”, con declaraciones increíbles donde desmiente al tribunal y a tantos otros organismos con las cifras de afectados que cita en la sentencia, también se desmienten olímpica y desvergonzadamente ellos mismos con las cantidad de documentos que anularon y la supuesta docta declaración de su pobre Presidente de que la “Junta había sido asaltada, que era pública pero manejada privadamente, etc.” y ahora nos hablan de números ridículos, al que arribaron en una maratónica “investigación” imposible a la que pocos le damos credibilidad.  Dicen lo que les conviene u ordenan sin pena ni vergüenza, se desmienten ellos mismos como si eso nada significara en lo moral y en la credibilidad.  Lo importante es sacar la pata pronto después de metida, con verdades o con mentiras.  Calmar las huestes internacionales que nos quieren asolar y aislar, y mostrarse tal cual son...  La opinión nacional no les preocupa como de costumbre.
Es que teniendo abundante fortuna económica no les interesa la fortuna moral, con la que no se va al supermercado.
¡Así que a qué viene que tanto aspaviento y tanto hablar si todo seguirá igual, a menos que la realidad sea que estén disciplinando al Presidente Medina para que sepa quién manda y cómo debe de comportarse!