domingo, diciembre 01, 2013

PARIENDO CHAYOTES

Sin Temor…   Ni Favor…

Pariendo Chayotes
 Luis H. Arthur S.
Un nacional de un país, una persona nacida en él es para todos los fines de la ley de la mayoría de las naciones cuando adquiera la mayoría de edad un ciudadano de primera.
Nace ligado a un país, a su territorio y leyes, y generalmente nunca puede perder la misma, no importa lo que haga.  A eso se llama Nacionalidad Indeleble.
Podrá traicionar su patria y ser hasta fusilado, pero lo será como nacional de ese país.  Si adquiere otra nacionalidad podrá perder la ciudadanía pero no la nacionalidad, que en México se distinguen, diferente de los EE.UU.
Una persona que adquiere la nacionalidad de cualquier otro país, es y será siempre un ciudadano de segunda.  Esta nacionalidad por muy amplia que sea le fue dada de acuerdo a las leyes, sin vinculo del Jus solis, y podría en cualquier momento ser revocada por alguna de las faltas graves listadas en las condiciones de su otorgamiento.  Como se dice, con un decreto o escrito te nacionalizan y con otro te la revocan.
Además los nacionalizados por naturalización, en cualquiera de sus formas, tienen algunas limitaciones sobre todo políticas.  Aquí en México por ejemplo, no solo para ser Presidente que se entiende, sino también para ser Capitán de Puerto, y mucho otros cargos similares, hay que ser mexicano de nacimiento.  Hay muchas otras limitaciones, como imposibilidad de ejercer cargo oficial en el extranjero, recibir condecoraciones, títulos nobiliarios, etc. sin permsio del Congreso, y la verdad es que todo nacionalizado en realidad ha recibido un favor legal de un país y sus naturales, y tiene que andar por la línea muy derecho.
En los EE.UU. donde existen la mayoría de dominicanos nacionalizados extranjeros, hasta hace poco a ese gobierno no le importaba que se tuvieran otros pasaportes, pero no se podía votar en ningún otro país, incluido el propio de origen, pues eso ocasionaba la perdida automática de ciudadanía.  La cosa cambió hace relativamente poco tiempo cuando un judío rico se fue a Israel siendo nacionalizado norteamericano y participó en política en aquel país del que también era ciudadano por simplemente ser judío, y ocupó cargos en el gobierno creo que alguno hasta por elección.  Cuando 10 años después quiso regresar a EE.UU. y fue a la Embajada a renovar su pasaporte, le dieron la noticia que ya él no era ciudadano de los EE.UU.
Como era muy rico y con demasiados vínculos (posiblemente del Tea Party) contrató un buen y caro bufete de abogados.  El caso llegó eventualmente a la Suprema Corte quien ordenó que le devolvieran su ciudadanía y su pasaporte y se hizo ley solo para judíos.  Vinieron protestas y aunque tengo entendido que aun no se generaliza oficialmente, las autoridades se han hecho de la vista gorda y así dominicanos con doble nacionalidad votan en su país de origen sin que le cause ningún problema.  Quizás se lo tengan guardadito por si llegase el momento de sacarlo a la luz y aplicarle las sanciones de ley.
La solución que le quieren dar a personas nacidas y hasta hace poco con nacionalidad indeleble Dominicana de hacerlos “Dominicanos por Nacionalización”, es una aberración más de gente que ni razona calmadamente ni pega una.  Si yo fuera una de esas personas, no la aceptaría y seguiría luchando y reclamando por mi derecho inalienable en el foro que fuera.  No renunciaría a mi nacionalidad debida e irrevocable, que tendrán que dármela irremisiblemente más temprano que tarde, salvo que estén dispuesto a asumir un aislamiento internacional al que un gobierno con US$27,000 millones de deuda y creciendo, no puede acogerse, pues nos convertiría en otra Cuba, pero sin el prestigio de una Revolución que hace medio siglo es dictadura.
Ya es tiempo de obligar a nuestros gobiernos a hacer las cosas bien, pues mientras sigamos sembrando vientos, seguiremos cosechando tempestades.
Cuando un residente permanente de otro país declara su hijo aquí nacido es dominicano de pleno derecho aun cuando ese hijo tenga derecho de origen a otro u otros pasaportes y nacionalidades por la nacionalidad o nacionalidades de sus padres y las constituciones de esos respectivos países, que también lo reconocen como natural por nacimiento de los mismos.  Lo mismo que se dice la constitución Haitiana sobre los hijos de sus nacionales nacidos en el extranjero, también lo dice la de casi todos los demás países.  Habrá variantes de semántica, pero una constitución de un país no manda ni condiciona las constituciones de otros países.  Mis nietos nacidos en R. Domincana son dominicanos de origen y mexicanos también de origen por la Constitución mexicana y tienen doble pasaporten y nacionalidades.
Siempre he oído que lo que se hace provisional, para resolver un problema urgente, así se queda para siempre, por eso todo lo que se haga, y más cuando hablamos de un país que pretende ser nación para su inserción internacional, debe hacerse muy bien desde el principio.  No vivir tratando de resolver problemas urgentes creados por la imprevisión e incapacidad con otras medidas provisionales e injustas.  Sí debemos encarar y resolver responsablemente nuestras fallas ancestrales correctamente, pero sin atropellar, sin que otros paguen nuestras faltas.  Debemos usar las personas capacitadas, no los compañeritos de chancleta-jeepeta, con seriedad, supervisión y vergüenza.  Sin dividir el país y rescatar los bajos instintos que laten en todos nosotros.  Si así se hubieran hecho las cosas siempre, no estaríamos hoy en estos trotes, donde hasta micro países, hermanos menores que nosotros en territorio y quizás solo en eso, nos traen como traemos a los bueyes en los cañaverales, halados por el narigón y el pesado yunque a cuesta o como dicen aquí en México “pariendo chayotes” (tayotas, refiriéndose a las que tienen espinas).