Sin Temor… Ni
Favor…
Pares biomagnéticos 1
Luis H. Arthur S.
Vivimos en
este mundo aun sin saber si hay otros ni cómo serían. El cual es fascinante e increíble. Para la humanidad es única pues fue modelada por
la evolución para habitarlo y en otros quizás con necesariamente diferentes
condiciones, ésta no podría ajustarse con éxito y todos pereceríamos.
Mantengo la tesis de que nadie “inventa” nada, simplemente descubre lo que siempre ha existido desde
el principio de la vida, lo que estaba ante nuestros ojos y no teníamos
capacidad de ver, y emitimos leyes para de alguna manera entenderlo y
beneficiarnos. Es como subir por una
escalera, la de conocimientos, cuyos peldaños hay que recorrerlos de uno en uno
y con mucho trabajo, tropezones y
desaciertos. Si sintetizamos nuevos
productos es porque los componentes tenían desde siempre características intrínsecas
y la capacidad de combinarse y reaccionar de forma descubierta a la
sintetización.
Nuestros ancestros ciertamente no pudieron disfrutar y menos malgastar y dañar este planeta tan perfecto, eran pocos en número, tenían
limitado conocimientos y demasiada competencia de otros animales y había primero
que subsistir, preservar la vida y reproducirse, pero a través de muchas
generaciones fueron imponiéndose y aprendiendo.
Muchas de las cosas cotidianas, que ahora son normales y
corrientes, antes eran mágicas y al
no tener explicación racional creían que eran regalos o castigos de Dioses con
debilidades humanas y que teníamos que obsequiosos hasta con sangre humana. Todos, de una u otra manera, aunque unos más,
somos responsables de nuestro actual conocimiento, que si bien creemos que es
demasiado, en comparación sí lo es, pero aún tenemos infinidad de más preguntas
que respuestas y como se dicen de la red y los buscadores de internet, cada vez
que abrimos una puerta, ante mostros aparecen muchas otras. Cada descubrimiento nuevo trae aparejado
multitud de nuevas posibilidades y descubrimientos.
Alguien dijo en la antigüedad y sigue hoy siendo igualmente
válido, que un milagro es solo el
retraso y desconocimiento de la ciencia a dar una explicación a lo sucedido.
Actualmente y con más énfasis desde el Renacimiento, se avanza mucho
en todas las direcciones del conocimiento.
Nuestra corta vida no nos permite ser experto en todas sino en solo
algunas de ellas, saber más de menos, y aunque hay que entender que algunas
personas más que otras son inquietas y se cuestionan constantemente, llamadas
ahora investigadores, y tratan de encontrar entre tanta maleza el escalón
correcto de la escalera. Aunque se da el
caso que estos conocimientos que cuestan mucho dinero investigar, no se comparten
libre y desinteresadamente con todos, pues vivimos en el mismo mundo con las
necesidades básicas de siempre, pero ahora son más demandantes por lo florido
del consumismo y el hedonismo. Somos
económica y pedagógicamente egoístas, y segregamos del conocimiento a un altísimo
porcentaje de la población mundial, que solo subsiste y vive en cierta modo remolcada
por los que van muy adelante y solo alcanzan migajas del banquete de las
tecnologías y patentes. El que tiene y
acumula bienes, con excepciones, no quiere dar y menos compartir, y cuando descubre
algo, generalmente se aferra y quiere cerrarle el camino a los que vienen
empujando para no quedar obsoletos y que se le dañe el negocio.
Como ejemplo pienso en los grandes negocios de petróleo y sus usos
que hasta hace un par de siglos no servía para nada. Se habla de tantos nuevos descubrimientos
energéticos en ciernes que necesitan verificación, rectificación y apoyo
económico que no consiguen, pues el camino de la ciencia tiene muchos obstáculos,
baches, desvíos y policías acostados (topes en el camino), y aunque con ellos que
harían la vida mejor y más ecológica, se engavetan. Se dice que estos emporios económicos compran
las patentes con millones y hasta matan a los tercos y reacios que se resisten,
buscando retrasar cualquier nuevo desarrollo, cualquier competencia, aunque
saben que nunca podrán impedir definitivamente el avance de la ciencia, si lo
ralentizan.
Luego de este necesario
preámbulo, viene la pregunta: ¿qué son los PARES
BIOMAGNÉTICOS? Su desabridos en 1988
en México, el Médico Issac Goiz Durán lo define como un método de Diagnostico y Terapéutico, con él cual se puede diagnosticar
con precisión cualquier enfermedad causada por virus, hongos parásitos y
bacterias malignas, incluida enfermedades mentales, en cuestión de minutos, e impactando
el cuerpo con imanes, siempre en pares y puestos con polos encontrados, se
logra con ello restablecer el equilibrio del pH (potencial hidrogeno relacionado
con la acidez-alcalinidad) perdido de nuestro cuerpo perfecto, para que éste se
cure a sí mismo. Los imanes no
curan, solo equilibran el pH.
Si alguien
creé por ignorancia y ganas de opinar sobre lo que no ha estudiado y sabe, que
es algo mágico-religioso, está en un error y en éste y otros artículos voy a
tratar de explicar las bases científicas y energética (electromagnéticas) que
le dan sustento, muy ligadas a la física cuántica y al uso de esta que es la
forma de vida con que ahora nos desenvolvemos.
Lo interesante
es que por muy loca que parezca la idea, con simples, pequeños y potentes imanes
se pueden curar casi todas sino todas nuestras enfermedades, definitivamente y
en minutos, sin uso de medicamentos, sin efectos secundarios, sin tener que
tomar, oler, ser inyectado, untado o pinchado, lo que lo hace un método
totalmente no invasivo, por tanto
muy económico, que no es afectado por medicamentos (excepto los de quimioterapia).
Que no se mete con los médicos alópatas
ni con sus recetas, laboratorios y centros de diagnósticos, y si algún aferrado,
sin comprobación, dijera que nada hacen, que para nada sirven, que en nada
ayudan, la respuesta sería que tampoco nada dañan, pues vivimos en un mundo
rodeados de campo magnético y electromagnético, y que nuestro cuerpo también los
genera, sin que le hayamos dado mucha importancia a su potencial en salud hasta
ahora.
Sus únicos límites
actuales son que no haya habido daño y degeneración de órganos o tejidos por
cronicidad, esto es que aun sean recuperables.
El cuerpo por
si solo es capaz de sanar todo, se comprueba que hasta las enfermedades que se
refutan como incurables, que la gente conoce, las que causan terror como el
cáncer, el sida, la diabetes, alta presión, leucemia, parkinson, alzhéimer,
artritis, etc., que la mayoría de las veces su diagnostico paraliza, deprimes y
predispones a no luchar contra ellas pues se tiene la creencia que es inútil,
que la sentencia ya fue pronunciada, por lo que en poco tiempo te mueres no de
la enfermedad en sí, sino de ese miedo que se ha hacho parte intrínseca de nuestras
vidas, y que nos produce además de un gran sufrimiento junto a la familia, la
quiebra económica de los que quedan.
Siento que el mejor
e irrefutable desprestigio del Par Magnético, no es hablar mucho, sino el documentar,
el demostrar que no sirve para nada, que es otra charlatanería como han habido
tantas y habrán más en el futuro, pero ¿y si sirve? o ¿es que ya los jerarcas
lo saben? ¿Se acabarían los medicamentos
generalizado de por vida?
Ese miedo que
nos paraliza es quizás la peor “enfermedades” a vencer. El método
de los Pares Biomagnético ofrece una esperanza de salud sin riesgo y donde solo
se puedes ganar y ganar.
Claro, algo
así, tan increíble y promisorio, hay que detenerlo, desprestigiarlo mientras se
pueda, hay que pedirle a los sustentadores de tal propalada maravilla confirmaciones,
investigaciones científicas irrefutables, pero no les permiten entrar a
hospitales, a clínicas, ni al sistema de Salud Pública de los países para
hacerlas, ni se le da apoyo económico para las investigaciones rigurosas, los
grandes fabricantes de medicinas no lo patrocinan, pues parece que temen estar
afilando cuchillos para su garganta y que un negocio tan bueno y lucrativo se
vaya a caer y haya que cambiar la forma de vida actual. No se entiende por qué los gobiernos salvo de
pocos países, no se interesan en la salud de su pueblo.
Si los comerciantes
de la vida pudieran, pienso que harían como Herodes, mandarían efectivamente a
matar a todos los niños que tuviesen la edad en que debía nacer el redentor,
cosa que tampoco él logró a pesar de esa carnicería. La verdad al cabo se impone, aunque sea a
tropezones, pues “el que cura tiene la razón”.
Sto. Domingo, R.D.* luis@arthur.net
* www.luis.arthur.net * www.luisharthur.blogspot.com * 7/IV/2013