lunes, julio 03, 2006

VERDADES o INTROMISIONES

VERDADES o INTROMISIONES

Por: Luis H. Arthur S. www.luis.arthur.net www.luisharthur.blogspot.com 3 Julio 2006

La verdad duele. Siempre se ha sabido. Duele porque no hemos sido capaces de que nos enorgullezca en vez de avergonzarnos.

No debería importar quien la diga. Tiende a ser urticante. Si quien la dice es un simple ciudadano, en este país conformado por yocistas, abúlicos y pocos solidarios, que viven con principios y valores volubles y cada día en decadencia, no tiene mucha o ninguna importancia, porque a las altas instancias del gobierno no les importa lo que sus ciudadanos piensen. Se han convertido y se desenvuelven como entes sin orgullo ni ética. Hace tiempo han perdido el honor y la vergüenza. No tienen arraigo patrio ni cabal concepto de nacionalidad.

Cuando esas mismas verdades las dicen extranjeros y generalmente personeros de Organismos Internacionales, pertenecientes al club donde ellos quieren y anhelan bailar, la cosa es diferente. Se rasgan las vestiduras como pidiéndole perdón a Dios por la blasfemia escuchada. Casi se laceran y se justifican con argumentos pueriles si no mentirosos, en vana creencia que bastan unos cuantos alaridos de vieja histérica, para que lo rojo se vuelva verde.

Eso acontece a diario y ha acontecido en el caso reciente de la diplomática norteamericana que ha catalogado el sistema educativo nacional como un fracaso. Hace unos cuantos meses el PNUD de las Naciones Unidas dijo lo mismo. También “el país quedó muy mal parado en cuanto a la calidad de las escuelas públicas, donde ostenta el último lugar (115), en cuanto a la calidad de sus instituciones científicas (113), en cuanto a la calidad de su sistema educativo en general (111) y, en particular, en cuanto a la formación en matemáticas y ciencias” (113) (Clave Digital).
El INTEC lo acaba de remachar en un documento muy bueno del 30 Junio 2006.
Y es que el sol no puede taparse con un dedo.

Un servidor lo ha dicho reiteradamente y nadie ha hecho el más mínimo comentario, pues como la mayoría de dominicanos, no tengo peso especifico. Posiblemente me tildan de ser un resentido social, un profesional fracasado o cualquier epíteto similar que tiende a convertir lo que tantos decimos a simples rebuznos de burros, y es de viejo sabido que “rebuzno de burro no llega al cielo”

Lo que no pueden esconder es la realidad que es triste y les golpea en el rostro. Esa realidad que muestra que los responsables son primeramente Políticos, Miembros del Partido, Directores y Activistas de Campanas Proselitistas, y si luego de esas importantísimas actividades patria le sobra algo de tiempo, lo dedican a ver como el río corre por su actual cause, y digo actual, porque los de mi generación estudiamos en escuelas públicas. Pocos podían asistir a los pocos colegios privados que en la Capital, Santiago y algunas otras provincias existían y que estaban regidos y estrictamente manejados por la Secretaria de Educación de entonces.

Me gustaría preguntarle a los altos, medianos y bajos funcionarios del gobierno ¿cuántos de sus hijos asisten o han asistidos a escuelas públicas? Es de suponer que los hijos o nietos de la actual Secretaria de Educación están siendo educandos en una de esas excelentes escuelas públicas donde el 95% de los maestros cuenta con titulo universitario. ¡Apuesto peso a morisqueta que ninguno! Todos asisten a escuelas privadas, donde la clase media muchas veces tiene que hacer malabares y grandes sacrificios económicos para poder mantener estudiando a la trulla de hijos.

¿Por qué no se predica con el ejemplo? ¿No se tiene confianza en lo propio que se dirige porque se sabe deficiente y malo? Entonces ¿de que se extrañan? ¿Por qué no son humildes y buenos servidores y aceptan la verdad amarga, y se ponen a trabajar para mejorar el sistema educativo, columna vertebral del desarrollo?

Ya he contado que por los primeros años de los 70’s el profesor Bosch me hizo el honor de convocarme dos veces a su casa a través de Víctor Grimaldi, para hablar de energía solar, y terminó hablándome de cómo habían desbaratado y mutilado la escuela Hostosiana, no porque yo supiera de eso, sino quizás como una descarga emocional viendo la realidad, que hoy se torna desesperante en manos de quienes se suponen son sus pupilos.

Es imposible construir un grande, alto y bello edificio sin buenas bases. Cada piso inferior tiene que soportar el peso de todos los superiores. Tampoco se pueden hacer buenos profesionales sin bases educativas de calidad. Y menos profesionales con maestría, doctorados e investigadores capaces.

La escuela pública dominicana es un desastre, y no es un problema aislado. Mientras el gobierno se maneje con tanto desparpajo, sin disciplina, sin planes y metas a corto, mediano y largo plazo. Mientras haga lo que le viene en ganas cuando le de la gana y gaste lo que desee haciendo magia con los fondos públicos, para que parezca que se gastan en un sitio pero en realidad es en otro, mientras este país no se decida a hacer que locos como el pasado o predestinados como el actual, trabajen acorde a nuestra realidad, resuelvan los problemas de seguridad ciudadana, de energía eléctrica, de disciplina, de honestidad. Que no inventan en trenes subterráneos eléctricos incosteables de sólo 10 o 15 Km. que van a resolver muy parcialmente un problema nacional de transporte público a precio de oro y prefieran seguir pasando la vergüenza que nos digan las verdades que no quisiéramos oír, en voces de personeros que no deberían tener capacidad de critica nacional, pero que nosotros mismos les hemos llamado y dado vela en ese y tantos otros entierros nuestros.

Los dominicanos están ávidos de encontrar lideres y personas que se distingan, y en su loco buscar, hacen ídolos nacionales de peloteros incluidos los nacidos en el extranjero, de ascendencia dominicana, a veces que ni español hablan, pero que se distinguen olímpicamente, de tenistas que salieron de Santo Domingo a los dos años de edad. Buscan la identidad que sus gobiernos no han sabido darles, y a través de ellos quieren mostrar a todos que los dominicanos sí servimos.

Yo creo que si servimos, pero algo trascendente y planeado como agenda nacional tiene que ser hecho. No es normal que nuestro Presidente ande por el mundo ofertando y regalando el país, en vez de estar buscando capitales y transferencias de tecnologías que algo nos deje, y no sólo se lleven nuestro trabajo, nuestro sudor y nuestras divisas, dejándonos cada vez más cansados y agotados.

Fin