domingo, mayo 08, 2005

Sueños Materializados

SUEÑOS MATERIALIZADOS

Por: Luis H. Arthur http://www.luis.arthur.net/ 8 Mayo 2005

“Leí en libros añejos, que niños otra vez se hacen los viejos; mas yo diré si a la verdad me ciño, que al hombre la vejez sorprende aún niño. Goethe”

Es interesante recordar mis sueños de niño, cuando en alas de Julio Verne recorría en el Nautilus los mares profundos plagados de calamares gigantes, dirigidos por la mano diestra del Capitán Nemo y sus armas que disparaban balas eléctricas paralizantes, o subía a la luna en una cápsula disparada desde un gran cañón, o siguiendo un imaginario mapa encontraba un gran tesoro en una cueva de una remota isla desierta. Cuando con unos pases mágicos lograba una proyección visual, similar al actual data-show, imitando a Mandrake, el mago bueno o a Derek, el gemelo descarriado. Mi muñeca izquierda era el punto del radio comunicador con que como Dick Tracy me comunicaba con mi ayudante para la solución de un crimen espantoso. Con mi mirada fija, helada y penetrante trataba de congelar al enemigo como lo hacía El Fantasma, o volaba por el espacio con mi cohete portátil montado en la espalda, igual que Buck Roger y conquistaba el espacio a la par de Flash Gordon…

Los tiempos de niños hace tiempo me pasaron, pero la capacidad de soñar no. Son sueños diferentes, pero siguen siendo productos y alimento de la imaginación que sueña con cosas como las que antaño parecían imposibles y que hoy son casi todas realidades cotidianas.

Hace años sueño con la tele-transportación. Esa forma de enviarse de un sitio a otro. Como se transportan los miembros de la tripulación del Enterprice. Me parecía que ese sueño era una fantasía casi irrealizable, pues para que exista algo similar, uno tiene que desintegrarse en una secuencia de átomos que se integrarán nuevamente en el mismo orden, siguiendo la matemática que nos describe en tiempo y espacio. Distinto al Fax, que lo que recibimos es una copia o fascímil del original que nunca viaja a ningún lado. Un papel sin alma, sin ideas, sin temperatura, sin carácter….

Es tan interesante darse cuenta que en esta media isla se ha inventado ese artefacto, y digo esto porque en Santiago, Santo Domingo y varias partes más han aparecido miles de cajas de whisky, que llegaron, simplemente se materializaron…. Ya debo de buscar nuevo sueño, pues este se hizo realidad. Su inventor logró tele-transportar el producto con su aroma, su sabor, su color y tantas otras características, de varios tipos diferentes de bebidas espirituosas, sin que perdieran nada de su calidad y virtuosidad ni se confundieran unas con otras.

Esto abre una inmensa posibilidad para cosas buenas y para cosas malas. Pienso que se les acabará el trabajo a los capitanes del Expreso de Miches, de Nagua, etc. que transportan ilegales a Puerto Rico, y los peajes que cobran nuestra mil veces gloriosa Marina de Guerra.

Si este maravilloso invento cayera en manos de los que exportan drogas, armas, explosivos, no bastará el cierre de todas las fronteras y espacios aéreos de los EE.UU. para frustrar sus ingresos. Los terroristas entrarán y saldrá de donde quieran, cuando quieran y si ninguna restricción. El veterano colibrí no seré ya necesario.

La economía del transporte sufrirá quiebra total, pues nadie usará barcos, ni aviones, ni autobuses, ni siquiera el tren de la alegría de Diandino. Cada casa y lugares públicos tendrían su tele-transportador para materializarse en la escuela, oficina, para recibir los productos del súper, la farmacia o directamente del productor. Se podría visitar el Louvre por un par de horas, ir a la opera de Viena o al valet de Moscú, en cuestión de segundos.. La China podrá inundar al mundo de sus mercancías instantáneamente. Los viajes interplanetarios, a la velocidad de los “pares atómicos”, serían también instantáneos.

Pero creo que es un invento muy peligroso. Hay que encontrarlo y destruirlo. Actualmente no sabemos donde está el “origen” aunque sospechamos que en Santiago está el “final”, ya que sabemos que tantas miles de cajas no cruzaron frontera alguna, no tuvieron padrinos, no hubo culpables y los que pensaron mal de alguien, deberán rápidamente irse a la Iglesia más próxima y por lo menos, lavarse la boca con agua bendita y hacer gárgaras, para que Dios les perdone su juicio temerario.

Esa máquina tiene que existir, es imperativo que exista, pues de lo contrario los poquitos santos que aun quedan en el altar de la patria, se unirían a los tantos que se mezclan con el lodo, ante la vista miope del sacristán, que sólo piensa en aumentar y aumentar las limosnas de la iglesia, para repartirla entre ricos, darla a manos llena a decoradoras, pagar muchos vicecónsules.

Tenemos todos que unirnos y buscar esa diabólica máquina, resolver el acertijo de su escondite, para que no nos pase como aquel que cuando niños nos ponían y que aun no hemos podido resolver: “Por donde le entra el agua al coco?

Fin

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