jueves, febrero 11, 2010

LA MISERIA COMO EXCUSA

Sin Temor… Ni Favor…

La miseria como excusa


Luis H. Arthur S.

Los Haitianos que vienen a nuestro país, como los inmigrantes mexicanos o dominicanos que se cuelan en EE. UU. son muy trabajadores, pues al haber abandonado sus lugres y no contar con nadie que los apoye, saben que sólo de ellos depende su subsistencia.
Los que se quedan en su tierra, se sienten de alguna manera ligados al medio y a sus costumbres y paradigmas.
Veía hace unos días al Dr. Armando Armenteros que reproducía una entrevista con el representante de una comunidad y ONG religiosa que venía trabajando en Haití por muchos años, y dicho señor decía algo como lo siguiente: El haitiano ha desarrollado un forma de vida, donde ellos entienden que el mundo es el responsable de su condición y tiene el deber de mantenerlos y ellos han encontrado una forma fácil de hacer lo menos posible, ayudados muy eficientemente por los gobiernos, los militares y muchos de la élite, y mantener su pobreza extrema, es conveniente para seguir dando pena y lástima. Que ellos llegaban a una comunidad con muchos planes para enseñarlos y mejorar su forma de vida. Los organizaban y les decían que los iban a enseñara a trabajar y cosechar, y todos decían OUI. Se iban al campo y los religiosos araban para que aprendieran y ellos miraban y repetían OUI. Luego les decían que había que sembrar y ellos decían OUI. Y miraban sembrar ayudando lo menos posible. Cuando llegaba la cosecha les avisaban que había que cosechar y ellos decían OUI y los acompañaban y la misma actitud y luego recibían su parte. Al año siguiente y al otro, igual. Eventualmente la ONG se iba o la sacaban, como hizo Aristide, y ninguno volvía a hacer nada, y quizás sólo recordaban que unos religiosos estuvieron allá “ayudándoles”, y esperaban que viniera otro, pues estaban pasando más necesidades. Las mejoras, acueductos, edificaciones, todo desparecía pro falta de cuidado.
Explicaba lo difícil que era cambiar esa mentalidad, esos afianzados paradigmas.
Cuando uno observa en los noticieros como caminan de un lado para otro en la ciudad destruida, luciendo que ayudan poco, esperando que los que llegaron, los que son responsables de su estado y bienestar, resuelvan todo, es que uno comprende la actitud del presidente Preval, y su comportamiento.
Los alimentos se acabarán y la reconstrucción de Haiti para el progreso, va a ser cuesta arriba y ojalá que lo fondos que se han recolectado solidariamente de tantos millones, no se lo den sólo a ellos para su administración, pues se los comerán, nada quedará y seguirán pidiendo y pesando en la conciencia mundial.
Sto. Dom., R.D.. * luis@arthur.net * www.luis.arthur.net * www.luisharthur.blogspot.com * 11/II/2010