martes, febrero 16, 2010

SIN INCENTIVO I

Sin Temor… Ni Favor…

Sin Incentivo I


Luis H. Arthur S.

El sábado en la nochecita en el canal 12 de Telecable me encontré con un programa en vivo de la Televisión Cubana, esta vez dedicado al día de la amistad. Lo disfruté enormemente pues me retrotrajo a nuestros programas de los años 60. No había anuncios, y si cantores con la cabeza blanca cantando boleros de ayer acompañados de guitarras, sin brincos ni saltos de monos y ruidos estridentes. Por desgracia duró poco.
Un locutor leyó un artículo de alguien que hablaba de que las tarjetas de racionamiento iban a desaparecer próximamente. Que el cubano pagaba unos $30 pesos (CUP) por los artículos que ellas cubrían mientras al gobierno le costaba unos ochentitantos pesos, más otra cifra en moneda intercambiable (CUC), sin contar con los gastos de compra, transporte, problemas y dificultades debido al bloqueo. Añadía que el estado actual era insostenible. Recalcó que eso no significaba que todos iban a quedar fuera, que el gobierno escogería a los que verdaderamente lo necesitaran. Por supuesto este artículo tenía que tener el “nihil obstat” del gobierno de esa nación, y es una advertencia–amenaza que se ha venido repitiendo últimamente con mucha insistencia.
Cuba ha mantenido esas tarjetas de racionamiento por unos 50 años, lo que genealógicamente equivale a casi dos generaciones. La gente se acostumbró a recibir lo estipulado, igual para todos, sin tener que hacer mayores esfuerzos, pues aunque lo hiciera no podía conseguirlos en ninguna otra parte. Las tiendas que manejaban otras mercancías, electrodomésticos, etc., eran para diplomáticos y turistas, y el cubano, como persona de segunda, no podía ni entrar, como tampoco ir a un comedor de hotel, ni restaurantes, pues el peso cubano no corría para esos fines.
Hace poco se mejoró esta condición y se les permite entrar, pero le cuesta más que a un extranjero y tienen que tener y pagar con la moneda de intercambio (CUC), al cambio oficial de 80 CUC por US$100.
En cuba nadie pasa hambre. Todo el mundo sabe leer y escribir y se habla de acceso global a la salud, pero a cambio les han cercenado su libertad y sus alas y la mayoría no podrá volar solo ni descollar, y ahora tendrán que acostumbrarlos a un nuevo estado, similar al existente antes de la revolución, pues destruyeron su agricultura y agropecuaria. Antes primero en azúcar, ya ni eso. La abulia económica fomentada durante este medio siglo, que por razones diversas y diferentes es común a toda América, pero que mantiene a los pueblos en la cultura de la pobreza, en el subdesarrollo, en ese llamado círculo perpetuo de la pobreza, creo le está causando cada vez más problemas al gobierno, que ya no cuenta con los recursos necesarios para continuar subsidiando, y tampoco con que la población vuelva de repente a sentir incentivo ni aliciente suficiente para trabajar, sembrar y cosechar al menos sus alimentos básicos, sin tener que seguir importando. Raul les ha exhortado diciéndoles que se dejen de hablar tanto del bloqueo y se pongan a trabajar y producir alimentos, pero cambiaron sus mentes, lavaron sus cerebros y quizás hasta hayan influido en sus genes, aunque sea un poquito.
El problema es que el entorno ha cambiado y espero que no se necesiten otros 50 años para rehabilitarlos.
Sto. Domingo., RD* luis@arthur.net * www.luis.arthur.net * www.luisharthur.blogspot.com * 16/II/2009