martes, octubre 26, 2010

EN EL PASADO I

Sin Temor… Ni Favor…

En el pasado I de V


Luis H. Arthur S.

Desde los tiempos en que la peste negra mató a media humanidad, sin saberse que la pulga la trasmitía, aunque después tampoco se sabía qué trasmitía. Desde los tiempos que un eclipse presagiaba una catástrofe y un enojo de los dioses. Cuando para apaciguarlos había que sacar corazones, sacrificar víctimas, que la sangre corriera, que las vírgenes se lanzaran a los Cenotes. Aun recientemente, se creía que en cada ovario nacía una criatura de sexo distinto. Desde esos tiempos que parecen lejanos, la humanidad ha ido aprendiendo, desarrollándose, descubriendo, inventando y hoy conocemos de tantas enfermedades, microbios, virus, bacterias, hemos creado vacunas, controlado y erradicado enfermedades y manejados epidemias, se ha alargado la vida útil y con calidad de los seres humanos. Ya una persona como su servidor con 74 años, no es un amasijo de enfermedades, dolamas, ni está arrinconado en un cuarto o confinado en la habitación o una galería cualquiera.
Se desarrolló el método científico que tiende a sistematizar las investigaciones, y en todos los campos la humanidad ha avanzado en el conocimiento. Sin embargo este avance no ha sido parejo, aun hay poblaciones que viven como en las cavernas, mientras otras progresan incontenibles y lucen estar en el tope del saber y el bienestar, pues estas condiciones son como marido y mujer.
Cada día el saber y las oportunidades se multiplican siendo la educación la clave para poder acceder a mejores estadios tantos personales como nacionales.
Hoy se habla de la sociedad del “saber y la tecnología”, y se mide el progreso y bienestar de una nación en función de las investigaciones que se realizan, sobre todo de las exitosas que se convierten en patentes mundiales.
Cuando un país no está bien gobernado ni bien orientado, por tener en el poder político cafres, no importa que sean iletrados o profesionales, pero que no han entendido el mundo en que vivimos, y que sólo trabajan para su bienestar egoísta y su enriquecimiento personal y grupal, ese pueblo está condenado a no ser partícipe de la era de bienestar global en que vivimos, a no salir del fetichismo, del subdesarrollo mental y económico que frustra su existencia.
Nuestro país a tenido mala suerte y no hablemos de antes y durante la dictadura, sino después, de esos tiempos que hemos desperdiciado miserablemente en populismo, demagogias, desfalcos y predestinación.
Aun así, acusamos a extraños poderes de ser los responsables de nuestras desgracias.
Sto. Domingo, R.D.* luis@arthur.net * www.luis.arthur.net * www.luisharthur.blogspot.com 26/X/2010