viernes, julio 24, 2020

IGNORANCIA, MALDAD O NEGOCIO

SIN FAVOR…   NI TEMOR
Monterrey, Mex. * 21 Julio

IGNORANCIA, MALDAD O NEGOCIO
Ing. Luis H. Arthur S.
Veo médicos en videos con más títulos que seriedad y dignidad, que nos dicen “el Clorito de Sodio “no está probado ni autorizado.  Yo no sé si es ignorancia, o que están cumpliendo un encargo generalmente bien pagado, o favores que deben o miedos que tienen, pero me pregunto ¿Y si fuese así, por qué no lo prueban?  Si esa es su misión.  Saben que no mata ni daña.  ¿Por qué no investigan?  La profesión que escogieron, El Juramento Hipocrático y el Tratado de Helsinki los obligan a sanar buscando y rebuscando.  ¿Entonces?  ¿Por qué se suman a esa campaña de miedo y terror con tanta desvergüenza, cuando en última instancia calladitos se verían mejor?

Todos llegamos hasta aquí traídos por curanderos y chamanes.  Gente que observaba la naturaleza, esa nombrada “La Botica del Señor” por María Treben, Austriaca, pues en ella está lo que necesitamos para una vida sana y plena.  Ahora esos señores  incentivados por médicos y asociaciones son perseguidos, los apresan, los denigran. Ellos fueron los “médicos” de antaño que con su “ciencia” trajeron al humano hasta estos tiempos.  Los padres de esta caterva de comerciantes citadinos.  Merecerían todo respeto de los actuales comerciantes del miedo y del dinero, en un país poli cultural que se jacta de sus orígenes.

Como en todo, hay médicos que lo siguen siendo, no solo de títulos.  Lástima que son minorías.  A ellos nuestro admiración y respeto.

Algunos, junto a farmacéuticos y laboratoristas, como antes, aún se internan en los parajes más inhóspitos en busca de plantas y curanderos, para robarles sus secretos ancestrales, sus fórmulas, sus hojas, cortezas, hierbas, raíces, frutos, sus experiencias de siglos, para de ellas aislar los elementos activos y sanativos y hacer los medicamentos que patentan y hasta ellos tienen que comprarlos, pues la medicina alopática se impone hasta por la fuerza, como la religión, aunque sea el producto de su experiencias y conocimiento robados.  Y estos médicos afamados y orgullosos solo nos desinforman, pues no se atreven ni a probar y experimentar, ya su laborar no es de médicos y científicos, sino económica de sometidos.
Que nos muramos no es su pena ni su preocupación, más bien es conservar sus puestos, no exponerse a la ira de sus jefes, pues ya los médicos no son como los de hace 50 años, ahora son comerciantes.  Dejaron de ser independientes, con consultorios propios, ahora son empleados, y miembros de sindicatos que los defiende y con miedo a sus patrones. 
En esta “pandemia” también se mueren porque los exponen sin protocolos de sanación, sin equipamiento adecuado, y cuando se contagian pues también sufren en carne propia su miedo y entrega, la falta de protocolos correctos de sanación, igual que nosotros que engañados confiamos en ellos, ahí se dan cuenta de su equivocación, pera ya es demasiado tarde.
Fin