domingo, noviembre 21, 2010

LA GRAN RIQUEZA

Sin Temor… Ni Favor…

La gran riqueza


Luis H. Arthur S.

En el mismo instante en que nacemos comenzamos a morir. Nacemos enfermos de Muerte.
Venimos dotados del tesoro más grande con que nos pudieron bendecir: el tiempo. No existe ningún otro con tanto valor como él. Ni el diamante ni el oro son comparables.
Tesoro que se da a todos en calidades iguales, pero en cantidades distintas e ignoradas, y nos será administrada. Lo recibiremos en flujo constante e igualitario del banco de la vida. Día y noche, segundo a segundo, hasta su agotamiento. Podemos usarlo a nuestro libre albedrío, pero no podemos guardarlo, ni almacenarlo.
Todos recibimos la misma proporción diaria en partidas iguales, nadie tiene más, ni nadie tiene menos.
No es posible ponerlo a ganar interés, regalarlo o comprarlo o robarlo a nadie. Aun así la diferencia de cada uno estriba en cómo lo usemos. Podemos en el uso de nuestro tiempo, hacer el bien o el mal. Usarlo para el trabajo o para el ocio, para ayudar, y hasta para dilapidarlo y desperdiciarlo.
No podemos tampoco detenerlo. Si no lo aprovechamos, como quiera se va. No importa que estemos dormidos o despierto, cansados o enfermos.
La capacidad de bien usarlo, de hacerlo inteligentemente es lo que a la postre nos diferenciará y distinguirá de otros como dije.
De la habilidad que tengamos para usar nuestro tiempo podremos ser mejores, pasar nuestra vida más convenientemente. Con el trabajo duro y honesto, el ayudar y compartir. Y dignificarnos al defender la verdad y los valores universales.
Tantos desperdician esa fortuna. No la aprecian en lo que vale. Hasta se olvidan de ella por ganar otras riquezas terrenales, que tendremos que abandonar el día que se nos agote la verdadera, sin que nos sirvan para comprar tiempo.
Cada nuevo día es un día más de nuestra vida, pero es también un día menos. Cuando se nos agote moriremos irremisiblemente. Nada ni nadie nos puede ayudar. Nuestras creencias y nuestra fe podrán socorrernos para aceptar tranquilos lo que es inevitable. Riquezas, poder y gloria quedarán atrás. Solo perdurará por algún tiempo un recuerdo en la mente de otros, que todos quisiéramos fuera bueno y ejemplarizante, no denigrante y perverso.
Pensando en esto, deberíamos hacer el mejor uso posible de esta gran riqueza con que fuimos bendecidos y que no valoramos en su justa medida hasta que llega la senectud.
Creo que Freddy Veras supo usarlo muy adecuadamente. ¡Que descanse en Paz!
Sto. Domingo, R.D.* luis@arthur.net * www.luis.arthur.net * www.luisharthur.blogspot.com *21/XI/2010