martes, noviembre 30, 2010

DEJAR EL PODER I

Sin Temor… Ni Favor…

Dejar el poder I


Luis H. Arthur S.

Estaba expuesta en la funeraria. Venía de una familia acomodada que devino en problemas económicos, ella, la esposa, tomó la pistola de su marido quien en la nochecita veía televisión, se fue al patio y se destapó los sesos.
Hay tantas personas pasando trabajo, tratando de estirar los chelitos mientras otros tiran los pesos a manos llenas, pues no a todos les cuesta trabajo obtenerlos.
La naturaleza humana y la presión social hacen que las personas por lo general se resistan a descender económica, social y políticamente. Aun cuando sepan que el cargo que les da prestigio, poder, reconocimiento y riqueza es transitorio. Muchos se trastornan mentalmente.
El PRI, quien gobernó autoritariamente a México por 71 años y entronizó la corrupción, tenía una consigna, producto según ellos de la Revolución del 1910, que decía: “Sufragio Efectivo, no Reelección”. Esta frase aparecía al pie de todo documento oficial.
La dictadura perfecta, como la catalogó Vargas Llosa, escogía al candidato oficialista quien luego, en “votaciones democráticas”, era “electo” Presidente que se convertía ipso-facto en un Monarca por 6 años. El presidente manejaba todo el poder gubernamental, político y social, y se decía que él, pues era un rito misterioso casi masónico, escogía su sucesor, al futuro candidato que sería presidente pues en esos 71 años solo perdió la última elección ante el PAN con Vicente Fox.
Se decía que antes de dar el “dedazo” como se le llamaba, consultaba a personeros importantes del gobierno, del Partido y de la sociedad. A empresarios, a líderes empresariales y sindicales. Durante meses aquello era una adivinanza que mantenía al país en vilo, era el secreto mejor guardado, comidilla para el pueblo y vital para políticos. Cada quien se aventuraba folclóricamente en señalar a uno u otro de los posibles. Solo el presidente sabía, y haría lo que le vinera en ganas, sin en realidad importarle las consultas, que las usaba como rito y satisfacción de egos. Ninguno de los posibles candidatos que eran por lo general miembros del gabinete con capacidad y experiencia, nada decía, se movían en las sombras, pues se sabía que “quien se moviera no salía en la foto”, y se le descartaba por bocón. Tampoco se permitían los “madrugetes” (noticias o acciones extemporáneas), aunque se comentaba que “para uno que madruga, otro que no duerme”, y así, sin casi dormir se mantenían todos, pero tenían que esperar el tiempo debido en fingida calma que estaba lejos de serlo.
Sto. Domingo, R.D.* luis@arthur.net * www.luis.arthur.net * www.luisharthur.blogspot.com * 30/XI/2010