martes, noviembre 04, 2008

PUNTUALIDAD I

Sin Temor… Ni Favor…

Puntualidad I

Luis H. Arthur S.

La naturaleza nos enseña que los eventos naturales suceden con una precisión asombrosa y calculable. Así podemos calcular cada día la hora de la salida y puesta del sol, los astrónomos pueden recrear la posición de cada estrella del firmamento para cualquier época pasada o futura.
En nuestra vida cotidiana sabemos que la forma eficiente y normal de programar el interactuar de las personas que se interrelacionan, es usando el reloj, ese aparatejo que mide el tiempo y al que tenemos que sujetarnos indefectiblemente, para tener posibilidad de éxito en la vida y no andar siempre a la zaga.
Al levantarnos a una hora determinada el reloj se hace cargo y rige la secuencia de nuestro diario vivir. Hay que entrar a la escuela, al trabajo, al espectáculo, al cine, al tren o avión que nos trasportará a una hora predeterminada, que nos obliga a ser planificadores y a conseguir con ello ser respetuoso del tiempo y las obligaciones de los demás. Yo creo que hasta la hora de nuestra muerte está especificada, y llegaremos a ella, queramos o no en el tiempo preciso. Ni antes ni después.
La puntualidad (f. Cuidado y diligencia en llegar a un lugar o partir de él a la hora convenida. Su falta de puntualidad exaspera. El tren salió con puntualidad) es la base de nuestro devenir armónico y sincronizado. No la hemos creado nosotros, sino que la naturaleza nos la impone.
¿Cuántos no habrán llegado al cine con la película empezada? ¿O haber sido devueltos de la escuela o del trabajo por haber llegado unos minutos tarde? ¿Cuántos no habrán perdido un tren o un avión por llegar segundos tardes? ¿A cuántos no le habrá llegado tarde la ayuda?
Nuestro Presidente, posiblemente por aquello de que quien no hace esperar no es importante, se ha ganado a pulso la mala fama de llegar entre 1 a 3 horas tarde a todo evento programado, mostrando una muy poca estima por sus compatriotas y visitantes extranjeros. Actitud que no la muestra en las reuniones de Presidentes en el extranjero, ni en la ONU, etc.
Ante tantos desplantes luce que la gente ya se empezó a cansarse, a perder el miedo, el deb ido respeto y ver al que sólo habla bonito bajo otro prisma.
Podría pensarse que es por problemas del cargo, pero Hipólito era súper puntual.
S. Domingo, R. D. * luis@arthur.net * http://www.luis.arthur.net/ * http://www.luisharthur.blogspot.com/ * 3\XI\2008