martes, julio 15, 2008

DÍAS ACIAGOS

Sin Temor… Ni Favor…

Días Aciagos

Luis H. Arthur S.

La modalidad paternalista de los llamados derechos laborales, en mi opinión es perjudicial para ambos: Empleados y Patronos. Al patrono le impone una carga que es un pasivo que no es estrictamente cuantificable, pues su crecimiento no es lineal ni su pago universal, pues quien renuncia o es despedido por faltas, no le corresponde. Se puede, aunque generalmente no se hace, crear una cuenta de un monto más o menos saludable para el pago eventual de las reclamaciones que se presenten, pero el dinero entra dentro de la vorágine del negocio, como si fuese parte de él, y puede en un momento dado no haber disponibilidad, sobretodo en negocios pequeños. Distinto sería si la DGII lo aceptara como gasto y eso se depositara fuera, ganando intereses, y de ella se pagaran esas reclamaciones. También podrían hacerse depósitos mensuales a nombre de cada empleado de un porcentaje de su salario devengado, que él no pudiese tocar hasta salirse de la empresa, lo cual sería algo similar a TSS que ahora tenemos para la jubilación eventual de trabajador, pero con la modalidad de poder acceder a este cuando se pierda el trabajo y haya que seguir viviendo.
La otra sería la que se usa en EE.UU.: un seguro de desempleo cuya prima la paguen entre el empleado y el patrono.
A mí me gusta la segunda pues el empleado tiene un ahorro personal suyo para cuando pierda su trabajo por cualquier causa, pues algunos ven en las prestaciones en esencia una parte del salario no devengado, y ahorrado para él por el patrono, quien ahora lo arriesga y hasta pierde.
Los gastos de manutención, renta, escuelas, salud, etc., son continuos e independientes de si se está o no ganando salario, y este ahorro es un paliativo a estas circunstancias, pues no se puede dejar de comer ni de tener un techo para sí y los suyos. Sin embargo, el ahorro en esto países, es un cuchillo de doble filo, pues te pasas años guardando parte de tu salario para tu vejez, y de repente la inflación de un gobierno incapaz y las devaluaciones dejan los ahorros de tanto tiempo y sacrificios, hechos un miseria, que no alcanza ni para un chicle.
En estos precisos momentos, ante los gastos descomunales de un gobierno que compró una reelección, el costo creciente del petróleo, la recesión mundial y su inacción, nos vienen días aciagos. ¿Cuál sería la solución? ¿Liquidar cada año?
S. Domingo, R. D. * luis@arthur.net * http://www.luis.arthur.net/ * http://www.luisharthur.blogspot.com/ * 14\VII\2008