martes, abril 07, 2009

ME NEGARÁS TRES VECES

Sin Temor… Ni Favor…

Me negarás tres veces


Luis H. Arthur S.

Supongo que Víctor Grimaldi, peledeísta de cuando trabajaba con el Profesor, se quedaría de una sola pieza cuando su Santidad le disparó esa andanada a quema ropa. Con la escuela que trae sospecho que no sabría qué contestar, cómo mentir, con qué argumentos ripostar.
Debe de haber sido un trago demasiado amargo que quizás sobrepasará el honor que el creyó recibir, un episodio que nunca podrá olvidar y que tendrá que cargar como cargó la cruz el Cirineo, sólo que no en ayuda de un justo: Jesús, sino de un Presidente y su gobierno que han llevado la corrupción hasta extremos increíbles, que han renegado los principios de su mentor, y del que de alguna manera se hace cómplice, y tendrá que inventar y mentir, para justificar lo injustificable.
De cualquier manera el Papa está muy bien enterado, y como los caminos de Dios son a veces tortuosos, el mensaje llegó a donde tenía que llegar, pero da la impresión que oyeron, pero no entendieron.
El domingo fue la misa de Ramos, y largamente se leyó el apresamiento de Jesús, y los episodios que le antecedieron. A Judas entregándolo, a Pedro negándolo tres veces, a los líderes religiosos rasgando sus vestiduras ante las respuestas claras, sin miedo, sin favor, de quien iba a recibir una de las muertes más perversas y dolorosas que la historia nos narra.
Levitas y Fariseos aferrados sólo al poder terrenal, distorsionando todo, olvidando el ejemplo, predicando con falsa moralidad, palabras que los hechos desmentían.
Por suerte para los creyentes, sabemos que la iglesia no son los curas, ni los obispos, Cardenales, ni Papa, ni los templos y catedrales, ni los ritos. Sabemos que la iglesia somos todos, y basta reunirnos en el nombre de Dios para ser iglesia.
Aun recordamos los 31 años de loas y alabanzas al sátrapa, las misas y tedeums a su salud y larga vida, de bautizos masivos.
Una directiva eclesiástica nuestra demasiado apegada al poder, donde tantos religiosos viven con mucha precariedad mientras ellos gozan de todo, poder, riquezas, vehículos, sueldos del gobierno, rango militar, y demasiada poca humildad.
Una vez vino un nuevo Nuncio y la cosa cambió. Ahora tenemos uno nuevo, que informa directamente. ¿Tendremos la misma suerte que antes?
S. Domingo, R. D. * luis@arthur.net * www.luis.arthur.net * www.luisharthur.blogspot.com *6\IV\2009