miércoles, abril 29, 2009

TARDE O TEMPRANO

Sin Temor… Ni Favor…

Tarde o temprano


Luis H. Arthur S.

Nuestra raza humana crece sin concierto ni límites, con elementos no homogéneos en el conocimiento, desempeño y oportunidades.
Formamos sociedades, países, donde unos se aprovechan y de alguna manera esclavizan a los demás. Unos con más sutileza, otros con más fuerza, y ante un ciclo vital incomprensible, nos han asaltado y vendido la idea de que somos eternos. Nosotros los humanos, sólo nosotros, que tenemos el mismo halito de vida que cualquier otro ser.
El conocimiento nos ha hecho entender algunas leyes de nuestro planeta, de nuestro existir, en un medida muy corta. Ya un rayo, la lluvia o un eclipse sabemos que son manifestaciones que siguen reglas, que no son mágicas y viene directamente de los dioses premiadores o castigadores, sea único o colectivo.
Desde los primeros tiempos seres buscando vida y poder han explotado nuestro miedo a la finitud, nuestras carencias y problemas materiales, y han ido haciendo de problemas personales y de conciencia, reglas y leyes de estado. Y nuestro miedo, nuestra inconformidad con ese destino predecible y limitado, sigue aun alentando creencias que nos manillan. No somos libres, ni nos ajustamos a los ciclos naturales, no nos medimos en nuestra expansión, que todo ser racional sabe que tiene que tener un límite, pues el mundo aunque crece cada día por el polvo cósmico que recibimos, no lo hace en la misma razón que lo hacemos nosotros, y tarde o temprano vamos a coparlo todo y nuestra cadena alimenticia se romperá y todos, permitiremos a regañadientes que quizás nuevo ciclo de vida surja. En menos de 10,000 años todo vestigio de esta civilización desaparecerá irremisiblemente. Los seres que luego de millones de año de recompostura habiten estas tierras, que no será geográficamente igual, nunca tendrán ni la más remota idea de que nosotros, seres racionales e irredentos, todo lo trastocamos y tuvimos que desparecer.
El Dios eterno, por quien todo se crea y por quien todo muere, ha dictado sus leyes, no escritas, eternas que irremisiblemente se cumplen sin pena, ni discriminación, y que son tan distintas a las nuestras.
Mientras ese tiempo llega, debemos mejorar, cuidar nuestro único hogar y eliminar a tantos depredadores humanos.
S. Domingo, R. D. * luis@arthur.net * www.luis.arthur.net * www.luisharthur.blogspot.com * 28\IV\2009