martes, noviembre 24, 2009

IGUALES PERO DISTINTOS

Sin Temor… Ni Favor…

Iguales pero distintos


Luis H. Arthur S.

Desde la Independencia Norteamericana y la Revolución Francesa, se estableció que todos los seres humanos nacen iguales en derecho. La mujer ya en el siglo pasado conquistó su derecho político en muchos países del mundo. Sólo en este aspecto se nota que en realidad serán iguales ante los derechos básicos e inalienables pero no como personas. Tampoco lo son las mujeres o los hombres entre sí, pues existen etapas desde la niñez hasta la adultez en que hay diferencias marcadas como también por los estudios y habilidades, por la experiencia y sobre todo por el vivir.
Un albañil no es igual a un pajillero o un cocinero. Cada cual tiene una habilidad distinta que le permite ganarse la vida. Un ingeniero, un abogado, un médico, tampoco son iguales.
Ninguno puede hacer correctamente la habilidad de otro sin antes capacitarse y aprender.
Para gobernar un país no hay profesión liberar que nos enseñe ni titule, y como esa labor es muy compleja y abarcadora, el camino normal para llegar a ella es lento y arduo, y se aprende como lo hace un aprendiz de un oficio cualquiera, siendo político activo y escalando posiciones con el tiempo para conocer los secretos del poder, su manejo, y comprobar y demostrar a los electores que se tiene vocación y habilidad, buenas intenciones, honestidad y patriotismo.
Aquí resulta que como políticamente todos tienen el derecho de ocupar legalmente cualquier posición donde los requisitos mínimos necesario no están claramente establecidos o se violan flagrantemente, y tenemos personas que llegan a pociones públicas sin tener los conocimientos, estudios y la experiencia necesarias para ejercerla correcta y dignamente, y se convierten en simples acarreados del partido que los postuló, si son posiciones electivas, o del funcionario que los nombró.
Son personas inadecuadas, y generalmente causan mucho mal a la nación, y sin la mínima posibilidad de encaminar su gestión hacia derroteros de progreso.
Balaguer fue de los que empezó con el mal jueguito de nombrar a un agrónomo en la CDE por ejemplo, porque criticó lo que allí pasaba. Esto se repitió y repite en todos los gobiernos distorsionando el quehacer político y el aforismo de que los mejores hombres son para los que ocuparán los puestos.
S. Domingo, R. D. * luis@arthur.net * www.luis.arthur.net * www.luisharthur.blogspot.com *23\XI\2009