lunes, noviembre 09, 2009

SIN FE NI ESPERANZA

Sin Temor… Ni Favor…

Sin Fe ni esperanza


Luis H. Arthur S.

La lucha es dispareja. Nadie puede enfrentar a un Dios ante quien la inmensa mayoría se rinde, se arrodilla.
Un Dios que nos resuelve los problemas diarios, sin tener que esperar un milagro, ni emitir oraciones, ni hacer promesas. Un Dios tangible, al que podemos tocar y ver, del que pocos dudan. El Dios que unifica todas las religiones, todas las creencias, y ante quien estamos siempre sumisos y dispuestos.
Un Dios de mil caras por el que estamos preparados a los mayores sacrificios, y como en la antigüedad, a entregar todo a su poder absoluto. A sacrificar hijos como mansos corderos, sin que ninguno tenga que ser virgen ni puro.
Por el que estamos dispuestos a abandonar padre, madre, esposo, esposa, hijos, amigos... Por quien estamos listos a no tener patria, salvo la suya.
Aun así es un Dios esquivo, voluble, material, que ninguna esperanza nos ofrece más allá de esta vida. Un Dios que no trasciende el breve paso de esta vida mortal, pero que en el materialismo del momento, ha logrado dejar quizás de ser segundo para ser ciertamente primero.
El Dios Dinero nos esclaviza, nos hace perder la poca fe en la humanidad y en nuestros compatriotas, aun en la parte más sana de nuestra sociedad.
El Dios Dinero le pone precio a todo, a la virginidad de una niña sacrificada por su familia, a la vida de un ser, un pariente, esposo, hijo. El Dios Dinero cuantifica la vida y sus actos y de repente nos encontramos como cayendo a un vacio, sin sustento.
$5 millones de hediondos y devaluados pesos son más que suficientes para que una familia venda a su pariente muerto por un pelotero. $500 mil para que el fiscal dicte orden de libertad. No se dice cuantos para que el delito de una muerte que se persigue de oficio, se olvide, se desista, se abandone, pues el muerto ya está muerto y quizás hasta valía menos vivo a los ojos de quienes decían quererlo, de quienes lo parieron pero lo vendieron a precio de tasajo.
Casos que se multiplican a diario de todas las formas posibles, hasta las extremas, como testimonio de fe inquebrantable.
Religión absurda, materialista, acomodaticia, pragmática, que hace de nosotros pura materia, sin atisbo ni sospecha de esperanza espiritual.
Vieja Fe perdida, soledad en medio de tantos, que cada día lucen más extraños. Vagar y pretender predicar en un mundo que no oye a fantasmas, ni le interesan sus palabras.
S. Domingo, R. D. * luis@arthur.net * www.luis.arthur.net * www.luisharthur.blogspot.com *8\XI\2009